Hablar de la muerte de sus padres quizá no fue la mejor decisión que había tomado, y es que, durante toda la noche a pesar de estar abrazada a la ojicafé y sentirse de alguna forma segura, había estado teniendo pesadillas sobre aquella noche.
-¡No, no se vayan! -gritó la rubia levantándose de la cama hasta quedar sentada y entonces abrió los ojos Jesucristo, llevó sus manos. hacia su rostro- ¿Dónde estoy? -preguntó un poco desorientada.
Algo atontada, la morena observó a su alrededor y recordó que se encontraba en Sitka, específicamente en la enorme casa de la ojicafé. Al pensar en la ojicafé, el rostro de la rubia volteó instantáneamente hacia su lado derecho, donde yacía acostada Samantha.
-¿Qué hora es? -murmuró minutos después de haberse percatado que se había quedado como tonta mirando a la castaña- Vaya, es algo tarde. -dijo observando el reloj- Hace mucho frío aquí dentro... ¿Dónde está...? ¡Oh, aquí! -tomó lo que parecía ser el control del aire acondicionado y le hizo click a un botón, ocasionando al instante que las persianas de las ventanas comenzaran a levantarse- Demonios. -masculló mientras volvía a apretar el mismo botón que había presionado con anterioridad- Odio la tecnología.
Un par de balbuceos salieron de la boca de la ojicafé llamando la atención de Abril, quien volteó a verla para asegurarse de que no estuviese a punto de levantarse.
Después de percatarse de que la castaña aún estuviese completamente dormida, la morena se mordió el labio inferior. Samantha se veía totalmente hermosa durmiendo, cosa que ocasionó que Abril tomará un espejo y se viera a sí misma.
-Dios mío. -dijo al ver su reflejo.
Con algo de desesperación, la morena comenzó a peinar su cabello hasta acomodarlo por completo y después se levantó de la cama con cuidado para caminar hacia su bolso y tomar su estuche de cosméticos, del cual tomó un pequeño brillo de labios y se lo colocó.
Aún con inseguridad sobre su aspecto matutino, la castaña se adentro al baño y cepillo su cabello una vez más para después cepillar sus dientes y comenzar a darse pequeños golpes en las mejillas para agarrar algo de rubor en ellas y no verse tan pálida.
-¡Servicio a la habitación! -gritaron un par de voces después de que se oyeran tres golpes en la puerta, cosa que asustó a Abril y la hizo abrir los ojos con sorpresa.
-Joder. -murmuró saliendo del baño y tirándose directamente sobre la cama.
-¡Desayuno para la pareja feliz!
-Hmmmmm. -se quejó la ojicafé- ¿Abril? ¿Qué demonios haces? -habló con voz ronca.
-Lo siento, no quería despertarte, me asusté.
-¿Por qué?
-¡Buenos días! -dos toques a la puerta y el saludo espontáneo de parte de las voces de sus padres fue la respuesta a la pregunta de la ojicafé
-¡Por eso! -dijo entre dientes la rubia.
-¡Un segundo! -gritó la ojicafé- Voy a abrir...
-No, no, espera. -la detuvo Abril tomándola del brazo- Quédate aquí, tienen que pensar que somos una pareja, ¿recuerdas? No salgas de la cama.
-Está bien, ¿qué se supone que debo hacer?
-Déjame entrar. -exigió levantando las sábanas- ¿Qué? -cuestionó al sentir el par de ojos color café sobre ella.
-¿Traes maquillaje?
-C-claro que no. -respondió metiéndose debajo de las sábanas.
-¿Qué debemos hacer?
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The Proposal | Rivari
Fiksi PenggemarAbril Garza, una famosa e influyente editora de Nueva York que repentinamente se enfrenta a ser deportada a Canadá, su país de origen. Para evitarlo, la astuta ejecutiva declara que está comprometida con su asistente Samantha Rivera, a la que lleva...