Capítulo 5

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Luego del beso compartido, ambas mujeres se separaron timidamente la una de la otra. La gruesa línea que existía entre ellas, y marcaba la diferencia entre jefa y asistente, se había convertido en cuestión de segundos en una delgada barrera que corría el riesgo de romperse.

Tras un momento de evidente incomodidad, la abuela Annie se levantó del sillón, ignorando por completo la tensión que rodeaba a la ojimarrón y a Abril, y abrazó a ambas mujeres diciéndoles lo feliz que estaba por ellas y por el anuncio de su compromiso.

El resto de la fiesta todos los invitados se encargaron de felicitarlas y persuadirlas para que fueran invitados a la futura boda que se avecinaba, a lo que Abril y Samantha solo respondian con una sonrisa, forzada por su puesto, y asentimientos de cabeza.

Horas más tarde, la madre de Samantha convenció a ambas de despedirse de todos los invitados e irse a una zona apartada de la casa, donde no se podía escuchar el ruido de la fiesta, para que pudieran descansar después del viaje. Mientras hacían el recorrido hacia la habitación, Abril se percató de las cientos de fotos que había de Samantha por toda la casa, o al menos por aquella sección, ya que cuando cruzaron un enorme pasillo se topó con una parte especialmente hecha para presumir los triunfos de la juventud de la ojimarrón, cosa que no dejo pasar la abuela Annie, ya que tan pronto como la castaña le dio un vistazo a aquel lugar, la señora la tomó de la mano y muy a pesar de las negativas de la castaña, le mostró todos los trofeos de Samantha a la ojicafé.

-Vamos abuela, para ya. -suplicó la ojimarrón mientras negaba con la cabeza.

-Sam, la última pareja formal que trajiste a la casa fue hace años, déjame presumirte como Dios manda, por favor. -la regañó- Mira, este es mi favorito. -le contó a la rubia mientras se estiraba para tomar un

pequeño trofeo dorado con un libro- Se lo ganó cuando iba en segundo grado. Era la mejor del equipo de deletreo.

-¿Estabas en un equipo de deletreo? -le preguntó levantando una ceja, a lo que la ojimarrón asintió mientras metía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón- Vaya, ¿niña prodigio, eh?

-La mejor de su clase por años. -presumió Rosario con orgullo- Mi nena siempre fue muy lista. -apretó una de las mejillas de la ojimarrón.

-Sí, eso veo. -respondió la rubia.

-¿Podemos por favor dejar esto para después? -pidió la ojimarrón suspirando- Quiero dormir un poco, ¿sí?

-Lo sentimos, Sam. -se disculpó Rosario- Ambas deben de estar muy cansadas y desesperadas por irse a dormir y nosotras aquí reteniéndolas. -miró a Annie con una mueca- Andando, vamos a la habitación.

Las cuatro mujeres continuaron su camino. Annie y Rosario iban adelante discutiendo alegremente sobre todo lo que estaba sucediendo en la vida de la ojimarrón, mientras que Samantha y Abril iban siguiéndolas y empujándose mutuamente ya que la rubia había comenzado a burlarse de la ojimarrón por ser en su juventud lo que parecía ser una niña superdotada.

-Ya llegamos. -sonrió Rosario mientras abría la habitación y se adentraba en ella- Este es su dormitorio. -dijo cuándo todas finalmente entraron.

Abril abrió ligeramente la boca. La habitación tenía una combinación entre lo rustico y lo elegante; el piso era de madera sintética, al igual que el piso de la mayoría de la casa, combinando perfectamente con los muebles de caoba y las sábanas color crema de la cama.

-Caramba. -caminó por la habitación con asombro; la vista que proporcionaban las enormes ventanas que habían era hermosa, al igual que todos los detalles que habían dentro de la habitación- Esto es... hermoso. -acarició el mueble que yacía frente a la cama- Y la vista es fenomenal. -dijo señalando las ventanas.

The Proposal | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora