Capítulo 14

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Luego de varios minutos de discusión con la rubia, Samantha por fin logró hacer que Abril se subiera al bote para que ambas pudieran ir a la ciudad.

-Hay que conseguir un helicóptero. -sugirió Abril mientras se colocaba el chaleco salvavidas y observaba con recelo el agua.

-¿No preferirías un avión privado? -preguntó la ojicafé con sarcasmo.

-Un helicóptero sería más eficiente. -se cruzó de brazos- ¿Cuándo aprendiste a conducir esta cosa?

-A los quince. -respondió- Agárrate fuerte, jefa, me gusta la velocidad. -le guiñó un ojo antes de que el bote rugiera y saliera hecho una bala por el agua.

Las manos de la rubia se estaban tornando de color blanquecino por estar haciendo mucha presión al sostenerse de uno de los barrotes que había en el bote; por otro lado, sus cabellos se movían sin parar por el golpeteo del aire, y sus labios temblaban de miedo, realmente odiaba los botes y la velocidad. Asesinaría a la ojicafé tan pronto ambas llegaran a tierra firme.

El viaje fue infernal. Cuando la rubia visualizó el muelle a lo lejos, un pequeño suspiro de alivio se escapó de sus labios haciendo que la ojicafé se riera.

Al llegar al muelle, la castaña apagó el motor y se bajó con gran agilidad del bote para después tomar una cuerda que había ahí y empezar a amarrarla al muelle.

-No entiendo qué es lo que te da gracia. -gruñó Abril viendo como la ojicafé estaba anclando el bote al muelle con una sonrisa divertida en los labios- ¡Deja de reírte! -exigió cuando la escuchó reír, Samantha no habia dejado de reír desde que escuchó el suspiro de la morena, y es que ver asustada a su jefa era épico.

-¿Sabes, cielito? Eres fácil de molestar. -le sonrió- Ven acá. -extendió su mano hacia la rubia.

-Espero que disfrutes tus últimos días de vida. -masculló.

-Los estoy disfrutando. -aseguró ampliando aún más su sonrisa- Hmm, estoy segura que no vas a necesitar eso mientras estemos fuera del bote. -señaló el chaleco salvavidas que aún traía puesto la morena.

-Demonios.

Cuando estaba a punto de lograr quitar el broche del chaleco, Abril apretó de más haciendo que uno de sus dedos quedase atorado en el broche, lo que la hizo pegar un grito que descolocó a la ojicafé por completo.

-¡Con un demonio! -bramó.

-Mierda. -murmuró la ojicafé antes de acercarse a ella y sacarle el dedo del broche- Joder, Abril, ¿qué hiciste? -tomó la delicada mano de la morena y acarició el dedo indice que en esos momentos estaba rojo- ¿Te duele?

-Claro que si, Rivera. -arrebató su mano de la mano de la castaña y se llevó su dedo a la boca como si eso pudiera aliviarle el dolor.

-Deberías ser más cuidadosa. -le dijo con reproche- Acercate, voy a quitarte eso.

A regañadientes, Abril se acercó hasta donde estaba la ojicafé, quien tomó rápidamente el broche del chaleco salvavidas y en cuestión de segundos se lo quitó.

-Listo. -levantó el chaleco por la cabeza de la rubia para quitárselo y después lo votó dentro del bote- Vámonos.

Lo interesante de Sitka era que a pesar de ser una ciudad pequeña, el lugar se veía como si fuese uno de los centros turísticos más importantes de todo Estados Unidos, y es que, la mayor parte de la ciudad tenía ese toque único y llamativo que hacía de Sitka un lugar precioso.

Todos los locales, a pesar de pertenecer a la familia de Samantha, funcionaban bajo el mando de diferentes personas que eran totalmente ajenas a los Rivera, y eso en lo personal, hacía que la rubia se debatiera sobre cuán importante era la familia de la castaña.

The Proposal | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora