Capítulo 17

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La ojimarrón se separó lentamente de Abril y entonces junto su frente a la de ella. Ambas mujeres se miraron a los ojos haciendo que algo dentro de ellas las hiciera sentirse nerviosas, por lo que la morena se alejó con las mejillas sonrojadas.

-Lo lamento. -se disculpó la castaña- No querías parar de hablar y bueno, no encontré otra manera de callarte. -Abril asintió- Escucha, estas exagerando la situación. Vamos a estar bien; mi familia no va a salir dañada, lo prometo. Y yo... yo no necesito a Félix, él no es más que un amigo para mí. -dijo eso último para hacerle saber a la morena que su ex ya no significaba nada para ella.

-Tuve una pequeña crisis, lo siento. -respondió con suavidad la rubia.

-Eso noté. -Samantha dejó escapar una pequeña risa de alivio- Pero ya todo está bien, ¿ok? Juntas vamos a salir de esto, somos un equipo. La editora explotadora y su fiel asistente, juntas hasta en los días de rebajas.

Abril frunció el ceño y entonces negó con la cabeza para después sonreír, Samantha realmente había acertado al describirse como "fiel".

-No soy explotadora.

-Gracias al cielo, porque entonces el departamento de inmigración si tendría razones para tacharte de terrorista. -bromeó la ojimarrón.

-¿Podemos ir a casa? -preguntó Abril ignorando el comentario anterior de la castaña- En verdad me estoy congelando, necesito una ducha caliente.

Al oír la queja de la rubia, Samantha abrió los ojos de golpe y entonces se maldijo mentalmente. Había estado tan entretenida besando a su jefa que había olvidado por completo que hasta hace unos minutos atrás que Abril se había caído al mar en Alaska.

-Cierto, diablos. -dijo mientras se levantaba- Agárrate bien ¿sí? -la morena asintió- No quiero otro accidente. Voy a tratar de llegar lo más rápido posible.

Y así fue, la ojimarrón condujo tan rápido el barco que en menos de veinte minutos ya se estaba estacionando al borde del muelle y amarrando las cuerdas del barco.

El camino hacia la residencia Rivera fue completamente silencioso; mientras que Samantha conducía lo más rápido que podía, Abril se la había pasado abrazada a sus piernas mientras observaba el mar que la rodeaba con recelo. Ninguna de las dos había emitido ni una sola palabra hasta que llegaron al muelle y la ojimarrón le ofreció a la rubia su mano para ayudarla a bajarse del barco.

-Gracias. -dijo la ojimarrón aferrándose lo más que podía a la chamarra que le había colocado la ojimarrón.

Samantha asintió y entonces colocó una de sus manos sobre la espalda de la rubia y ambas comenzaron a caminar hacia la casa; y todo iba bien, aún continuaban en silencio y el frío de la ojimarrón estaba comenzando a desaparecer, pero entonces los ojos de la castaña localizaron a lo lejos a su padre, quien las observaba a ambas con los brazos cruzados.

Tratando de ignorar la mirada de su padre, Samantha guió a Abril por otra de las entradas de la casa, sin embargo su intento de huir de Homero fue inútil, ya que de un segundo a otro él estaba parado frente a ambas, impidiendo por completo que entraran a la casa.

-¿Qué estás haciendo, papá? -preguntó la ojimarrón.

-Necesito hablar con ustedes dos. -respondió- Ahora.

Abril y Samantha se voltearon a ver al mismo tiempo.

-Todo estará bien. -le susurró la castaña a Abril.

-Síganme. -pidió Homero con voz demandante.

-Vamos. -la ojimarrón tomó a la morena de la mano.

Los tres rodearon la casa y después de unos cuantos metros llegaron a una bodega, misma bodega que en su adolescencia le había servido a la ojimarrón como escondite cada vez que se peleaba con su papá, donde en la actualidad el padre de Samantha guardaba herramientas, madera y una que otra cosa que ya no se ocupaba en la casa.

The Proposal | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora