CUATRO

133 1 0
                                    

ANTE LA IRA DE UN PADRE

En último término, lo que hizo que Abraham se diera cuenta denuestra relación no fue nada que Selena y yo hubiéramos hecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


E
n último término, lo que hizo que Abraham se diera cuenta de
nuestra relación no fue nada que Selena y yo hubiéramos hecho.
Pero desencadenó su ira contra ambos. Fue por su hermana Suzette.
Acabábamos de terminar una presentación en El Campo, Texas.
Selena y yo nos habíamos quedado en Big Bertha mientras todos los
trabajadores desarmaban el equipo. Todos los demás estaban fuera o en
el bar y ella y yo hablábamos tranquilamente en la sala de descanso de
la parte de adelante del autobús. No estábamos haciendo nada que
pudiera despertar sospechas. Ni siquiera estábamos sentados uno al lado
del otro; yo estaba sentado cerca de una mesa y Selena estaba en el sofá
frente a mí. Nos habíamos cambiado de ropa y estábamos allí solo
hablando cuando de pronto se abrió la puerta.

Instintivamente, Selena y yo nos enderezamos y nos quedamos en
silencio mientras oíamos que alguien subía por las escaleras del
autobús. Era solo Suzette. Antes de que tuviera tiempo de sentir alivio y
hacer alguna broma, vi, sin embargo, por la expresión de Suzette, que no
estaba tan feliz de vernos como nosotros de verla a ella.
-Cielos -dijo Suzette. Nos miró con los ojos muy abiertos y luego
dio la vuelta y salió del autobús golpeándola tan fuerte que el autobús se
alcanzó a estremecer.

Selena y yo nos miramos sorprendidos.
-¿Qué está pasando? -pregunté.
-No tengo idea -dijo Selena.
Jamás se nos ocurrió, ni a ella ni a mí, que Suzette fuera a buscar a su
padre en ese momento y a contarle de nosotros. ¿Por qué lo iba a hacer?
Suzette y yo siempre habíamos sido amigos. Como todos los demás
miembros de la banda, ya sabía de la relación entre Selena y yo; ya nos
había advertido,
"Miren, yo no tengo nada que ver en lo que ustedes dos
hagan. Y si papá me pregunta algo, le diré que no sé nada".
Unos minutos después, se abrió de nuevo la puerta. Ahora el que entró
fue Abraham. Subió las escaleras pero se detuvo cerca del puesto del
conductor, mirándome directamente a los ojos.

-Chris, ¿puedes venir aquí un segundo? -preguntó. Parecía
tranquilo, pero su boca estaba rígida y su voz ronca, ya fuera por
cansancio o tensión.
-Claro.
Me levanté de la mesa, mientras sonaban campanas de alarma en mi
cabeza.
-¿Qué pasa? -preguntó Selena.
Yo me encogí de hombros y seguí a su padre. Para cuando llegué al
borde de las escaleras del autobús, Abraham estaba de nuevo afuera,
solo esperándome. Sus ojos negros tenían una expresión dura y tenía los
hombros hacia atrás. ¿Qué estaba pasando?
Habíamos hecho una presentación en Houston la noche anterior;
Abraham había recibido el pago de la presentación en efectivo y de
alguna forma había salido apresuradamente de la habitación del hotel al
día siguiente sin su billetera llena de dinero que había caído bajo la
cama. Para cuando se acordó, ya estábamos preparándonos para la
presentación en El Campo. Abraham decidió tomar prestado el auto de
mi amigo Carlos, cuya banda abriría nuestra presentación esa noche,
para poder ir a toda prisa a Houston, esperando que por algún golpe de
suerte el dinero aún estuviera allí.

TO SELENA WITH LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora