Haneul había despertado de excelente humor. Por primera vez en semanas, el sol había salido pero la temperatura permanecía fresca, las fresas de su licuado estaban en su punto y Minho mantenía una actitud mucho más «sumisa».
La chica soltó una risita cuando Jane la examinó con odio desde el regazo de Minho, al otro lado de la mesa, y le soltó un maullido.
—Papá habló de más y ahora perdió su voz —explicó con burla, haciendo un puchero al final. —Quizá si se porta bien, pueda recuperarla pronto.
Minho arqueó una ceja, disimulando una sonrisa de frustración y tomó aire. Definitivamente aquella bruja le estaba ejercitando la paciencia, pero estaba bien así, por el momento.
Song Haneul dejó su batido de lado y se preparó para salir. Minho acarició a Jane una última vez antes de despedirse, quiso hacer lo mismo con Sabrina, pero no estaba ahí. Suspiró y tomó su gabardina negra de cuero del perchero para cubrirse y un paraguas del mismo color y salió junto a Haneul, sintiendo sus ojos arder en el mismo instante en el que pisó la banqueta del exterior. Había olvidado sus lentes de sol. Se apresuró a subirse al auto y buscó un par en la guantera. Afortunadamente, siempre llevaba de más encima.
Resultaba frustrante vivir de esa forma.
Haneul se subió al auto minutos después, recargándose cómodamente como si se tratara de su propio mueble. Minho la miró con fastidio y se inclinó sobre ella sin decir nada, halando del cinturón de seguridad sobre Haneul para ajustárselo como Dios manda con mal humor.
—Uy perdón —alargó la chica, sin recibir respuesta. —Está bien, ya puedes hablar.
—Casi mueres en un accidente automovilístico, ¿y no tienes la decencia de ponerte el cinturón?
—No fue un accidente —las palabras se expulsaron como ácido de su boca. —Y me gustaba más cuando no hablabas —sin esperar respuesta, sacó un espejo pequeño en forma de corazón de su bolso y examinó su rostro. —Ugh, ¿por qué me veo tan pálida? —cuestionó frustrada, sacando un poco de rubor y una brocha para aplicárselo en el rostro.
Minho odiaba el desorden. Clamó paciencia mientras observaba como la litera del auto se iba llenando de maquillaje de brillitos y brochas rosa pastel.
. . .
Tal y como todos los días, acontecía una tarde de lo más normal en Byeol. Faltaba alrededor de una hora para terminar la jornada. A ese punto, Seungmin ya se estaba haciendo el tonto, fingiendo usar la computadora mientras reproducía canciones bajito al azar. La gente comenzaba a irse y quedaban pocas personas.
—Entonces, ¿team Edward o team Jacob? —cuestionó el muchacho, como si aquella fuera la pregunta más importante del mundo. Haneul arqueó una ceja desde su asiento, sin despegar la mirada del ordenador.
—Team Jasper.
Seungmin arqueó las cejas y asintió repetidamente.
—Tú lo entendiste todo.
—...está trabajando adentro, oficial, si así lo prefiere puedo decirle que salga... —escuchó levemente la voz del guardia de seguridad. Frunció el ceño y levantó la barbilla para encontrarse con un hombre mayor adentrándose en la oficina. Llevaba una gabardina verde con el bordado de la comisaría y una plaquita con el nombre de "Detective Park".
—¿Señorita Song Haneul? —cuestionó con cautela, mientras ella se apresuraba a ponerse de pie para saludarlo con una corta reverencia.
—¿Ocurre algo, oficial? —preguntó amablemente, mientras miraba con nervios a Seungmin, quien se había incorporado en su asiento mientras los observaba cauteloso.
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Renaissance ©
VampireCuando se encuentra al borde de la muerte, un ángel aparece para salvarla, pero esperen...los ángeles no tienen colmillos afilados ni una insasiable sed de sangre que solo los mortales pueden calmar, ¿cierto? Renaissance ; a Lee Minho dark fantasy...