Una luz, para Luz

VII: Elender

Después de presenciar como mataban a los chicos que titubearon con la pregunta¿Cuando creés que vale tu vida?, llegó mi turno

Un hombre de cabellera negra con algunas canas, ojos azules y piel blanca y traje vinotinto, que rondaba por los 45 años, pero aún así no se veía nada mal, se paró enfrente de mi y me preguntó con una actitud seria, casi imperturbable:

-¿Cuánto creés que vale tu vida, niña?- sentí como su mirada me recorrió de arriba a abajo, como si evaluara hasta la forma en que respiro

- Depende- Respondo segura sin titubear, puedo ver la sorpresa en sus ojos

- ¿Depende de qué?- formula casi seguro de que no voy a responder

- De que valor me gane, -le empiezo a explicar segura sin titubear ni un minuto- por ejemplo, un médico vale segun las vidas qué salve, un arquitecto segun los edificios que construya, un padre segun como allá criado a sus hijos, y un asesino por el número de vidas que allá quitado, aunque ahora sea la mejor estudiante de mi internado, mi vida en este momento no vale nada, por el simple hecho de que hasta ahora no he acabado con nadie, en conclusión, nuestra vida vale el valor que nosotros mismos nos esforcemos en ganar

El hombre parece quedarse paralizado, no esperaba una respuesta así de argumentada, se queda en silencio, hasta que por fin dice a los guardias:

- Ella pasa directamente a la siguiente prueba, ni se les ocurra dispararle, si no yo mismo les volare la cabeza

Estoy tranquila ahora, pero no lo demuestro, se que la prueba no ha terminado, por lo tanto no me muevo, mientras veo como más de 45 personas ya han caido, actualmente solo quedamos 32 en pie.
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Después de la sangrienta prueba, nos suben a una camioneta color negro, a los 32 qué quedamos, pero por solo verlos se que solo pasaremos 9 como mínimo, enfrente de mi hay un chico alto, de cabello oscuro, pero con ojos grandes y marrones, es muy guapo, pero se que morirá por la expresión que demuestra su cara, demuestra miedo. Yo no lo demuestro porque cuando Jhon me obligaba a no hablar yo ocultaba cualquier indicio de miedo, lo cual hacía que dejara de gritarme, es simplemente aprender a controlar el dolor emocional, si no puede con algo tan simple morirá en menos de un mes.

La camioneta al fin se detiene en un edificio de color blanco, es muy parecido a una especie de palacio, a simple vista se pueden apreciar las torres con sus techos en punta de color negro, está tan alejado, que sería imposible regresar, está rodeado por un espeso bosque de pino, las rejas de afuera tienen grabado una R entrelazada con una P, y aquí es donde entiendo lo que quiso decir Abigail, la única forma de entrar a Paradise es a través del internado Redention.

Al entrar somos recibidos por el mismo hombre de la prueba, aquí conozco su nombre, se llama Zeus Elender, es una asesino de primera, ha asesinado a 700 personas a lo largo de su vida, es considerado el asesino casi perfecto.

De repente se acerca a mi y me dice:

- Tu debes ser Luz Williams, ¿O me equivoco? -Pregunta sin filtro

- Así es, señor -Si este abuelo sexi está esperando una respuesta amigable se equivoca.

- Mucho gusto, soy tu segundo tío Segundo por parte de Arthur.

¿Arthur?, ¿Esta hablando de mi padre?, ¿Quién carajos es este abuelito, el cual ya no me parece sexi?

- ¿De que habla exactamente?- Pregunta sin demostrar mi sorpresa por nada del mundo

- Su padre se llamaba Arthur Williams, ¿No es así?

- Si, así es, pero mi padre era huérfano, eso me informo mi progenitora - Respondo tajante

- ¿Progenitora?, ¿Se refiere a su madre Silvia Brown?

- Si justo a ella, no me malinterprete, es solo una forma de decirlo- Disimulo, yo ni por qué me pongan una pistola en la frente le digo a esa maldita mujer madre otra vez

- Bueno, como le decía, su padre fue hijo de la baronesa Liliam Elender, mi sobrina, hija de mi hermano Luan Elender.

No sé si creerle, aunque no parece que mintiera, yo no confío ni en mi sombra.

-¿Tiene usted pruebas de lo que dice? -Digo imperturbable, soy buena para fingir calma

- Efectivamente. -Saca una foto donde puedo reconocer a mi madre y a mi padre, Junto a el, parecen todos unos reyes - Y antes de que pregunte, su padre no era militar, era un asesino infiltrado en la milicia. Aunque quiero que sepa que yo no sabía quien era usted hasta que llegó aquí, al hacerle la prueba, pensé que tenía suerte, pero usted señorita es la única heredera de un linaje de asesinos a sangre fría, ahora entiendo su habilidad a tan corta edad, debo admitir que Abigail, hizo un buen trabajo.

Quedó congelado por toda la información que acabo de recibir, no es posible que mi padre fuera un asesino, aunque si lo pienso bien un militar no podía costear una casa tan grande, ni mucho menos dejar más de una millón de dólares en su cuenta, ya que mi progenitora dijo que no moveria ni un dedo por mi, por lo tanto que que es imposible que ella halla pagado todo este tiempo mis estudios

- ¿Cómo sabe de Abigail? -Pregunto ya sin poder ocultar mis emociones

- Abigail Frost, es la mujer asesina más grande del mundo, ha matado un total de 1000 perdonas, superandome a mi por mucho,

Ahora sí entiendo todo a la perfección, todas las piezas se unieron, Abigail al ver mi estado al llegar al internado, se comunicó con Zeus, el cual le pidió entrenarme para llegar aquí, debo admitir que fue un plan sin fallas, a ella le hacia falta una sucesora, y a el una familiar, y a mi venganza, fue un beneficio para todos, es increíble.

Después de hablar con Zeus, me explican que las verdaderas pruebas empezaran mañana, ahora solo queda esperar.

Me asignaron a un cuarto, en el cuarto hay sobre cada cama un uniforme negro con una flor de loto bordada en la espalda, es su símbolo, es lógico, la flor de loto se considera celestial, propia de un paraíso.

En el baúl al lado de la cama están mis Dagas, las cuales Abigail me explico cómo utilizar. Compartiendo la habitación conmigo hay una chica que jamás había visto, es rubia de ojos marrones, tiene bueno figura, su cabello es lacio, y tiene un porte muy dulce para mí gusto, se llama Eliana Wilson, ronda entre los 15 y 16 años, y logré ver su arma, es un juego de dos Oz, aseguraría qué con un movimiento acertado terminaría sin cabeza, pero al parecer no sabe usarlas, así que por ahora decido descansar, no se que me esperara mañana, pero se que no me rendiré por nada del mundo.