Una luz, para Luz

XXI: Comienza la acción

Gio:

*Esa misma Noche*

Esto cada vez se vuelve más difícil, está tarde Luz vino y la verdad ya no se que hacer para poder ganar la apuesta.

No tengo idea de que haré, ella es demasiado fuerte y astuta, pero debo seguir intentando.

Es extraño pero tampoco logro seducirla, pero ella no es imposible de convencer. Así que seguiré intentando.

Pero para mí nada es imposible. Al final del día solo es una chica que busca afecto, eso puedo notarlo en su mirada. Pero por alguna razón me cuesta utilizarla.

No quiero ser el causante de que el poco brillo que queda en su mirada desaparezca, pero es necesario para mí.

No puedo decepcionar a mi padre de nuevo. Así que por mi bien tendré que manipularla

¿Pero cómo?

¿Cómo terminar de marchitar algo que ya está marchito?

Tendré que pensar en como poder manipularla por completo pero sin dañarla en el proceso.

Pero es imposible manipular a alguien y no dañarlo en el proceso.

Entonces la destruiré de la forma más hermosa pero devastadora que existe.

Haré que se enamore de mí.

No será fácil pero tampoco será imposible, es cuestión de saber cómo jugar con ella.

Estoy seguro que algún día entenderá mis motivos.

¿Pero que pasá si está última misión acaba muy rápido?

Tendré que encargarme desde adentro para que no acabe tan rápido.

Salgo de la oficina y busco en la basé de datos de Paradise cuántos asesinos van a ir a la cacería.

Estarán infiltrados 20 asesinos, esto será útil.

Debido a que Luz tiene el conocimiento y la edad como para infiltrarse en una universidad podría mover un par de cartas para que quede lejos del objetivo.

Pero soy interrumpido cuando Red abre la puerta.

- Señor, vine a traerle unos documentos, es sobre los nuevos asesinos que entran a Paradise –Dice mientras se arregla la falda disimuladamente, ella no lo sabe pero la verdad ya me asquea, solo la utilizo para la información

- Dejalos en la mesa.–Digo hermético– Y consigueme el número y nombre del director de la universidad C.V

- ¿De la universidad Colinas de la Victoria?– Pregunta extrañada

- Si, de esa. Necesito eso antes del amanecer

- Pero, señor…– intenta discutir pero la interrumpo

- Pero nada, ¿hablo en chino?, consíguelo o te azotó – Digo haciendo que ella se sonroje, es demasiado fácil de amoldar a mi antojo

- Si, señor – Dice mientras sale de la habitación.

Si logra conseguir ese contacto podré sobornar al director para que los aleje y no se encuentren.
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Con la mañana, Red trae el contacto, le agradezco con un alago improvisado.

Anoto el número e intento llamar, sentir el repicar al otro lado del tono me tranquiliza, es un sentimiento de certeza de que el número existe.

Al responder, del otro lado de la línea se escucha la voz de un hombre mayor.