Capitulo 19 Eso incluye el sexo

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Erick entrecerró los ojos mirando a la chica desnuda frente a él y levantándose con toda la paciencia del mundo, se acercó a ella y como si no fuera con él, la tomó de la muñeca y le preguntó de manera casual.

·      Dónde está tu habitación?

·      …? Disculpa? A caso no escuchaste lo que dije?

·      Si, pero necesito asearme antes o pretendes enviarme sucio a la calle?

·      …!

·      Además, que pésima anfitriona eres, yo te recibí bien y hasta te cociné y tú solo me exprimiste y ahora me estás echando a la calle sin siquiera darme algo de comer o beber

·      Yo te hice qué?

·      … Jejejeje. Eres tan linda. No sé cuál de las expresión de tu rostro es la  que más me gusta

·      …? De qué demonios estás hablando?

·      Es que, cuando haces esa carita de enojo tus ojos parecen dagas filosas y cuando te ríes, tus ojos permanecen tristes y frunces un poco la nariz y cuando estás excitada, se te nota la lujuria en tu mirada

·      …? Cierra el pico o te lo cerraré de un puñetazo

·      …! Sabes qué? Golpéame si quieres, pero dame duro! que me cueste levantarme del piso

·      …?

·      Así tendré la escusa perfecta para poder quedarme una noche más contigo

·      Idiota

·      Jejejeje, ven llévame a tu baño y deja de rezongar!

·      … 

Dayan no podía creer la desfachatez del hombre que seguía manteniendo la sonrisa en los labios aún después de ser echado por ella.

·      Te lavas y te vas

·      …

·      Me escuchaste?

·      Te oí

Dayan lo llevó a su habitación y a su baño, Erick entró y de inmediato se escuchó el agua de la ducha cayendo. Minutos después, se escuchó la voz del hombre preguntando por una toalla, de una manera muy cómoda y confianzuda.

·      Cielo, Me prestas una toalla?

·      Hay toallas, en el mueble del lavabo

·      No. No hay, amor

·      No puede ser. Siempre hay toallas limpias

·      No linda, no hay

·      Maldición, déjame ver

Dayan abrió la puerta y entró para buscar las toallas y se quedó de piedra al ver al hombre completamente desnudo parado justo frente a ella, con evidente intención de tentarla. Las mejillas de Dayan se volvieron rojo brillante al ver las gotas de agua escurriendo por el cuello del hombre hasta su torso, pero se recompuso de inmediato y lo ignoró. Se  dirigió al mueble del lavabo y definitivamente habían toallas limpias.

Molesta por la mala broma del chico Dayan tomó una toalla y se la pasó con tanta fuerza que golpeó el pecho de Erick que mantenía una sonrisa pícara en su rostro, pero cuando la chica quiso retirar su mano, su muñeca fue aprisionada por la enorme mano del hombre halándola hacia su cuerpo desnudo.

Me Enamoré de una Sombra, y Yo de su Maestra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora