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Volviendo un poco en el tiempo a primer vez que coincidieron.

Una vez más me encontraba solo en mi habitación, cuando repentinamente lo escuché nuevamente, de nuevo tuve la dicha de escuchar ese hermoso piano, que, sin duda alguna, es el mismo que he estado oyendo hace tanto, a pesar de que jamás le he visto, mucho menos a quien está detrás tocandolo, yo siento una gran conexión y a mi corazón feliz y pleno, en esta ocasión, cuando había terminado, no sé por qué, pero aplaudí, lo sé, fue una total tontería el que lo hiciera, pues, claramente nadie me escucharía. 

O al menos eso creí hasta que comencé a oír un tintineo y ver la lámpara de mi mesita de noche parpadear leve. 

O nuevamente eso creí ya que, al parecer sabíamos que estábamos ahí pero sin embargo, no terminabamos de "observarnos" por así decirlo.

Un día atrás, mientras tanto en otra parte.

– Jungkook-Ah, ¡Ven a desayunar, hice tu desayuno favorito, waffles con chocolate! – se escuchó a su hermana desde la planta baja –

– ¡Sí, Heri! ¡Ya voy! – salió de su cuarto, y se dirigió a donde estaba la chica –

Estando ahí

– Te dejé todo listo, sólo está de que te sirvas – tomó su celular, mochila, llaves y cartera –

– ¿Cómo? ¿Hoy también tienes que ir?

– No por ser ombligo de semana significa que el deber no llama, Kook

– suspiró un poco triste, pues eran contadas las veces que podía tener un ameno desayuno con una de sus personas favoritas, la primera, eso sí – Entiendo, ve con cuidado

– le vió con algo de pena y tristeza – Oww, pero no te pongas así – se puso a su altura en la mesa – En la tarde podemos comer chucherías y ver películas ¿Ummm? ¿Qué te parece?

Jungkook sonrió, y antes de que pudiera contestar a su hermana.

– Tienes que ir al hospital – escuchó dentro de sus pensamientos repentinamente, y su expresión cambió, cosa que Heri notó de inmediato –

– Jungkook-ah ¿Todo bien?

– Yo... Yo... Tengo que irme también ahora

– ¿Qué? ¿Por qué? ¿Tus clases empiezan más temprano y no me habías dicho? O incluso puede ser que lo hayas recordado recién

– No, no tiene que ver con eso, debo irme, después te explico

– Oye oye, si esto es una clase de venganza no me parece justo – se cruzó de brazos –

– No Heri – se levantó –

– suspiró, ese niño si que era necio a veces – Oye, ¿Pero y tus waffles?

– ágilmente los metió a un tupper que había por ahí – Los comeré después o en el camino

– Como quieras – había entendido que intentar razonar con su hermano  menor, no servía de mucho sino es que nada – Pero.... Se te van a enfriar

– Vamos, no son los últimos

– Bien bien, sólo ve con cuidado, nos vemos más tarde, bye – se acercó le dió un beso en la mejilla y un leve abrazo y después salió apurada de ahí –

– ¿Te llevo? – grito antes de que de que su hermana saliera por completo de casa –

– ¡No porque tengas ya licencia de conducir significa que confíe completamente en ti! – fue lo último que escuchó antes de la chica irse por completo –

𝑬𝒍 𝑷𝒊𝒂𝒏𝒊𝒔𝒕𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora