16. "Tortura placentera"

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Narra Barbara.

Me quede pensando sentada en la cama y me quite el suéter que tenía puesto, lo dejé en una silla del escritorio de Theo.

Oí que la puerta del baño se abrió y me volteé rápidamente, era el saliendo de allí en pijama con el cabello mojado cayendo por su rostro, sus ojos fueron fijos hacia mí explorando mi cuerpo de arriba abajo, como si en ese momento fuese a devorarme.

Parecía un cazador mirando a su presa.

— No había visto el vestido detalladamente cuando tenías la chaqueta puesta. – Dijo sin dejar de verme y se relamió suavemente los labios, luego sacudió un poco su cabello.

Yo me quede parada mirándolo sin saber si moverme o algo, la forma en la que me veía me puso algo nerviosa, — Si... Las chicas me ayudaron a elegirlo. — Realmente no sabía que responder a su comentario, ¿era un cumplido?

Él sonrió de lado algo pícaro, — Pues tienen buen gusto. — Camino acercándose a mí.

Yo sonreí dando un paso hacia atrás, — Ehh, si... Leila siempre ha tenido buen gusto, viste muy bonito. — Mi cadera choco con él escritorio y sus manos se apoyaron de este, acorralándome.

Merlin, ten piedad.

Estaba algo encogida mirándolo, intentando no mirarme nerviosa.

—¿Nerviosa? — Murmuró el, maldije mentalmente a oírlo.

Negué con mi cabeza guiando mis ojos hacia los de él, sus pupilas estaban dilatadas y su mirada fija en mi.

Una de sus manos acarició mi cintura jugando con la tela de mi vestido, y respiré un poco más pesado,
—Yo creo que si. — Su voz estaba algo ronca.

Pase saliva tragándome mis nervios, mientras su mano seguía allí jugando con la tela de mi vestido.
— ¿Que intentas?

Pues claramente intentaba lo que estaba logrando, estupida .

El soltó una risa suave y ronca acercándose a centímetros de mi rostro, —¿Intentar?

Sentía su respiración contra mi rostro, su mano apretó mi cintura acercándome más a él logrando sentir la calidez de su cuerpo. Seguía mirando sus ojos fijamente esperando que hiciera algo, la mirada de él bajo a mis labios que se encontraban entre abiertos.

Subió su mano libre a mi mandíbula tomándome de esta y puso su pulgar en mi labio inferior presionando este con suavidad, ¿me estaba torturando o de verdad me besaría?

Nunca se tardaba tanto. Maldita tensión.

Mordí ligeramente su dedo y él sonrió pícaramente, de pronto abalanzó sus labios sobre los míos apretando mi cintura con ambas manos, sus manos eran fuertes y grandes, podían rodear mi cintura fácilmente.

Mis labios jugaban con los de él de forma desesperante, mi vestido se deslizaba hacia arriba subiendo por mis muslos y sus manos bajaban a jugar con el borde de la tela de este, mi piel se erizaba, mi cuerpo se empezaba a sentir en llamas. Sus manos jugaban con el borde del vestido y subían desde mis muslos hasta mi cadera nuevamente.

Algo allí me estaba llorando.

— Déjame arrancarte este maldito vestido... — Susurro contra el beso para luego seguirme besando.

Debilidad (+18)  - Theodore Nott y la chica Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora