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Jennie suspiró, dirigiéndole una mirada de enojo a Xiumin, que se encogió de hombros, antes de inclinarse al lado de la cama, mirando debajo de ella. A través de la oscuridad, pudo ver un bulto peludito medio metido en una bota suya.

―Lili ―habló con suavidad―, vamos, sal, cariño. No vamos a comerte ―añadió a último momento, exasperada.

La ardilla le chilló desde allí, y Jennie tuvo que hacerse a un lado para esquivar una canica vieja y perdida que el animalito encontró.

La alfa no hablaba idioma ardilla, pero eso sonó parecido a "¡no, vas a comerme!".

Jennie miró otra vez con enfado a su hermano mayor.

―¡Mira lo que provocaste! ―se lamentó.

―No sabía que estabas saliendo con una ardilla ―se defendió Xiumin―. ¡Ya no me cuentan nada! Todavía soy de la familia.

―¡Es que eres un metiche! ―acusó Jennie―. ¡Y ahora, espantaste a Lis! ―volvió a inclinarse―. Lili, si sales, te haré una fiesta de aguacates.

Palabras efectivas. La ardilla comenzó a luchar por salir de la bota, pero al parecer, se había quedado atorada porque empezó a chillar con desesperación. Pobrecita.

A Jennie no le quedó más remedio que meterse bajo la cama, estirándose para agarrar la bota. Lisa se dio cuenta de que Jennie pudo haberla alcanzado en cualquier momento, haciéndola sentir ridícula por ocultarse en ese lugar. Tuvo que haber huido por la ventana cuando tuvo la oportunidad.

―¡Ay no, pero que rechonchita y bonita! ―exclamó Xiumin al verla, y Jennie lo fulminó con la mirada.

―¡No la llames así! ―defendió Jennie, quitando los cordones de la bota para aflojar el amarre―. Eres un tonto...

―¡Soy el mayor, respétame!

Lisa emitió un gemido débil y la atención de Jennie volvió a su novia, que por fin pudo salir de la bota. Respiraba aceleradamente, como si le hubiera costado todo su esfuerzo escapar de esa trampa de animales pequeños.

―¿Necesitas que te dé respiración boca a boca? ―bromeó Jen, pero a Lisa pareció no hacerle gracia, pues le miró con una expresión de enojo, si es que una ardilla podía tener esa cara.

Finalmente, se escuchó un pof y ya no había un animalito, sino una chica con los labios arrugados y un gesto de enfado. Aunque para Jennie se veía bastante adorable.

―¡E-eres una tonta! ―dijo Lisa, poniéndose de pie―. ¡Me... me voy de aquí!

―Pero, ¿por qué? ―Jennie le agarró la mano, poniendo cara de pena―. ¡No te preocupes, echaré a mi hermano!

―¿Disculpa? ―farfulló Xiumin.

―¡Comes ardillas! ―chilló Lisa―. ¡Me... me mentiste!

―No, omití la verdad ―corrigió Jennie―. Además, ¡eso fue cuando era pequeña!

―Era chiquita, tenía sólo cinco años ―apoyó Xiumin―, y mamá la hizo escupirla. Pobrecita, tuvo que quedar traumada con eso.

Las palabras del chico no tranquilizaron a Lisa, que palideció. Jennie quería golpearse la cabeza con la pared.

―Eso querías, ¿cierto? ―lloriqueó la tailandesa―. Tenerme con la guardia baja para comerme.

―Claro que te quiero comer, pero no de esa forma, Lili ―insistió Jennie.

Xiumin soltó un silbido. Lisa ahora se ruborizó, evidentemente avergonzada.

―¡De-descarada!

Jennie sólo sonrió, mostrando sus encías, y agarró a Lisa ahora de la cintura. La omega fingió luchar contra ella, aunque la mayor parte del enfado pareció acabársele.

Wild chipmunk | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora