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Jennie hizo un leve mohín al sentir el tirón en su cabello, tratando de concentrarse en la tarea que hacía a último momento, mientras la pequeña ardilla en su cabeza se acomodaba otra vez.

El almuerzo era de una hora, pero parecía ser suficiente para que Lisa decidiera haberse tomado una siesta pequeña. Jennie no lo pensó mucho, le sugirió que podía transformarse en ardillita y acomodarse en su hombro, y así fueron los primeros diez minutos, aunque pronto se dio cuenta de que el espacio era demasiado pequeño. Así que, finalmente, le dijo que subiera a su cabeza, pensando que sería buena idea.

Craso error. A Lisa pareció encantarle el lugar, acomodándose unos minutos en el cabello desordenado de Jennie, antes de comenzar a agarrarle de los mechones y estirárselos, como si quisiera acomodárselos para dormir. Hacía eso cada cinco minutos, y de vez en cuando, bajaba para buscar una bellota, volviendo a subir y comiéndosela allí.

Una parte de Jennie pensaba que eso era en extremo tierno, sin embargo, otra parte no podía evitar sentir un poco de dolor ante los constantes tirones de cabello.

―Lisa, no hagas eso ―habló de pronto Shuhua, que llegó con Soojin de la mano―, dejarás a Jennie calva.

La ardillita chilló, soltándola y pareciendo acostarse para abrazar a Jennie por arriba, como si quisiera cuidarla. La alfa le dio las gracias a Shuhua en silencio.

―Ven, toma ―dijo Jennie, llamando la atención de la omega, y le tendió una avellana que el pequeño animalito agarró con alegría―. ¿Estás feliz? ―Lisa volvió a chillar, comenzando a comerse el fruto seco―. ¿Y ustedes? ¿Ya son algo oficial?

―Desde hace meses ―dijo Soojin, arrugando el ceño levemente―. Lo que pasa es que Shua es vergonzosa.

―No es así ―exclamó Shuhua, pero tenía las mejillas enrojecidas.

―¿Y qué pasa con Miyeon? ―cuestionó Jennie.

Shuhua gimió, apoyando su cabeza contra la mesa. Soojin soltó un resoplido, aunque había una sonrisa pequeña en su rostro.

―¿Es que no lo saben? ―dijo Soojin―. Shuhua tiene fetiches.

Lisa se atoró con la avellana, comenzando a escupirla. Jennie se espantó y la bajó a sus brazos, sin saber si golpearle la pequeña espalda para ayudarla. Temía hacerle daño por eso. Pero al ver que Lisa seguía medio atorada, le dio suaves palmadas hasta que logró sacarse el trozo atorado en la garganta. Shuhua y Soojin estaban inclinadas, preocupadas.

Lisa se arrastró fuera del regazo de Jennie, antes de volver a su forma humana. Tenía el rostro un poco rojo por la vergüenza de la situación.

—Lo siento ―barboteó―, ¡es que... que me agarró por sorpresa! ¿Shuhua fetichista?

―¡Yah, paren! ―chilló Shuhua.

―¿Alguien dijo fetiches? ―habló Jisoo, que apareció por detrás―. Shuhua siempre tiene unos...

―¡Oigan! ―Shuhua infló las mejillas―. ¡Pues Lisa tiene una manía con meterse cosas a la boca!

―¡Nooooooooooooo! ―exclamó Lisa.

Las dos herbívoros empezaron a discutir como si la vida se les fuera en ello, pero ninguna les estaba prestando real atención. Jennie comenzó a masajear su cabeza para aliviar los tirones de cabello que sufrió antes, y Jisoo le robó algunas avellanas a Lisa, mientras que Soojin sacaba el resto de su hamburguesa para seguir comiéndosela. Una tarde normal en el grupito.

Pronto, el timbre para volver a clases se anunció y todas recogieron sus cosas. Tanto Lisa como Shuhua se veían muy enfurruñadas, aunque decidieron dejar su discusión de lado.

Wild chipmunk | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora