Capítulo 14: Es la noche del amor

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Clara:

Al ver a Alex bajar del coche corro hacia él y lo abrazo, llorando en su pecho.

-¿Qué pasó Clara, te hicieron daño?

-Y-ya nada. Estando tú aquí ya está todo bien.- Noto como me acaricia la cabeza y dejo de llorar. ¿Cómo puede tener tanto poder en mis emociones?

Nos quedamos un rato abrazados hasta que el ruido de mis tripas rompe el silencio que se había creado.

-Sé exactamente a donde llevarte.- me da un beso en la frente y me ayuda a entrar al coche. Esta vez ya no como chofer, sino que me sienta delante con él. ¿Se puede decir que es nuestra primera cita?

Cuando veo la zona donde me está llevando el miedo me invade.-¿Estás seguro de que es buena idea estar aquí? Siempre me dijeron que nunca entrara en este barrio.- Me llevo la mano a mis pendientes intentando quitarlos.

-Tú tranquila que estando conmigo no te va a pasar nada.

Paramos frente a un foodtruck. No era lo que me esperaba la verdad.- Sé que no es el sitio más lujoso pero ya verás que delicia.-

Nada más salir del coche veo como todos me miran como si fuera una gacela rodeada de leones pero al ver a Alex todo cambió.

-¿Piojito que haces aquí?- el señor que cocinaba sale de la camioneta y lo abraza con mucho entusiasmo. - ¿Y esta señorita que te has traído? Es demasiada mujer para ti.

-E-es una amiga Coleta. Estaba triste y nada mejor que una de tus hamburguesas para animar a nadie.

-Oído cocina, marchando dos completas.- Hace una reverencia ante mí y vuelve a la cocina.

-¿Piojito?- digo riendo.- ¿Por qué te llama así?

-Mi mamá Luz solía trabajar aquí cuando era pequeño. No tenía con quién dejarme así que estaba aquí con ellos desde que era tan pequeño como un piojo. 

-¿Y le dijiste Coleta por? Es calvo.- No puedo evitar reír al imaginarlo correteando por donde estábamos.- Es calvo ahora, pero hace quince años tenía una melena que le llegaba a la cintura, por eso siempre iba con una coleta.

Las anécdotas se vieron interrumpidas por el sonido de una campana.- Ya está nuestra comida lista.

-Muchas gracias Coleta. ¿Cuánto te debo?

-Tú sabes que aquí no tienes que pagar. Da saludos a Luz de mi parte.

-Da eso por hecho. Nosotros nos vamos al mirador del cerro.

-¿A una amiga te llevas al mirador del cerro? Se nota de quién eres hijo.

-Calla bobo.- su risa es nerviosa, ¿que pasará allí arriba?

Subimos en coche y nada más llegar entiendo por qué me ha traído. A nuestros pies podíamos ver toda la ciudad iluminaba bajo la noche.

-Esto es precioso Alex.

-Estas vistas solo se mejoran comiendo una buena hamburguesa.- Con cuidado le doy el primer bocado y mejora todas mis expectativas.- Esto está buenísimo.

-El Coleta es un as de los fogones.

Disfrutamos de las vistas comiendo hasta que me decido a soltar la pregunta que lleva recorriendo mi mente unas horas.

-¿Por qué el Coleta ha dicho eso cuando le dijiste que me traías aquí?

-Bueno... mi mamá Lola trajo aquí a Luz en su primera cita.

-¿Entonces esto es una cita?

-S-sí digo no no. Solo quería animarte y me pareció un buen sitio.

-Es muy romántico.- Me termino la hamburguesa y al mirar mi vestido veo una mancha.- NOOO que mal.

-Tranquila, vamos a mi casa y te doy algo de ropa. Cuando vaya a trabajar te lo llevo lavado.

Llegamos a su casa y entramos a su habitación. Va siendo hora de ser valiente.

-Alex...¿me bajas la cremallera del vestido?- Cuando lo hace lo dejo caer y me agacho a recogerlo. Le he pillado mirándome el culo, punto positivo. Dejo el vestido en una silla y le quito la camiseta, cuando me la pongo me quito el sostén y lo dejo junto al vestido. El rojo de su cara deja claro que le ha gustado.

-¿V-Vemos una peli?- dice tumbándose en la cama. Cojo el mando de la tele y pongo "El Rey León". Tiene que ser una peli que podamos dejar a medias. Mientras la vemos estoy de espaldas a él intentando que mis nalgas le rocen. Seguro que eso le activa.

Comienza a sonar "Es la noche del amor" y sé que es mi momento de actuar. Me doy la vuelta y nuestras miradas se cruzan.

-Alex yo...t- Mi declaración se ve cortada cuando se lanza a mis labios, besándome con pasión. Que bien se siente acariciar su cuerpo mientras nuestros labios chocan. Me subo encima suya rozando nuestras partes íntimas mientras nos besamos. Me excito al notar como crece su miembro.

-Clara... no quiero cortar esto pero no tengo protección.

-Tú tranquilo por eso, yo sé cuidarme.- le digo mientras me quito la camiseta dejando a su vista mis pechos. Su sonrisa boba deja claro que le han gustado.

-Ahora es mi turno de ver qué escondes.- Le bajo los pantalones y me relamo al ver su polla. Esto va a doler pero me acostumbraré. Le masturbo suavemente esperando a que termine de crecer. Lo está gozando.

-Clara, p-pero mis...-

-shh- pongo mi mano sobre su boca callándolo y hago a un lado mis bragas para meterme a su amiguito. Un gran gemido sale de nuestros labios, ambos sonreímos al oírnos y comienzo a cabalgarle. Sus manos van a apretar mis pechos, haciendo que mi placer aumente más si cabe.

En un momento que paro para recuperar aire veo como le da la vuelta a la situación y lo veo encima mía.

-Gracias por empezar pero que sepas que a partir de ahora en adelante yo mando en la cama mi niña.- Es increíble como con una frase a conseguido excitarme tanto. Me besa y veo como la torpeza de sus primeras embestidas se corrige rápidamente haciendo que tiemble la cama.

Nuestros gritos de placer se intercalan hasta que ambos llegamos al orgasmo simultáneamente en un gran beso. El notar como me rellena con su leche caliente me hace sentirme la mujer con más suerte del mundo. 

Se tumba a mi lado tan exhausto como yo, me acurruco en su pecho y me da un piquito. Sonriendo y satisfecha me quedo dormida sintiendo el calor de su piel y el latido de su corazón.

Nuestro amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora