12 En otro lugar del mundo.

19 10 2
                                    

En una trastienda de un comercio que lleva mucho tiempo sin uso, un día sale un hombre de un armario. Ese hombre sale a toda prisa de la tienda, como si escapara de algo que lo persigue. Llega a la calle y cruza la carretera sin mirar; por suerte, no venía ningún coche, pero con la mala suerte de que tropieza y cae al suelo. Se levanta de nuevo y, mientras mira atrás, se choca contra una marquesina. Aturdido por el golpe, mira con cara de pánico a su alrededor y dice:

— Esto no debería estar aquí.
Lo repite una y otra vez. La gente allí lo mira, algunos con pena, otros con asombro y la gran mayoría con repudio. Se levanta y corre de nuevo sin ton ni son, desorientado. Se detiene en un parque cercano y se sienta en un banco, repitiendo una y otra vez:

— Esto no me puede estar pasando, joder.
Observa a su alrededor y ve todo cambiado. Se pregunta a sí mismo:

— ¿En qué lugar estoy? Mejor dicho, ¿en qué momento estoy? Tengo que encontrar a Aaron.
Ya más calmado, va a un contenedor de papel y coge varios periódicos. Ve la fecha en algunos de ellos y se asombra: 10/04/2024. El pánico le envuelve el cuerpo, de repente le vienen sudores fríos. Se sienta y se pone en posición fetal en la hierba del parque. Empieza a llorar y se queda dormido por el cansancio.

Al día siguiente, se despertó en el césped del parque. Era muy temprano, no serían más de las 8:00 de la mañana. Fue a preguntar por la zona donde, en teoría, vivía o vive Aaron. De pronto, se da la vuelta, ve a un anciano y le dice:

— ¿Cómo has tardado tanto en venir a buscarme? —dijo el anciano.

— ¿Aarón?

— Sí, tenemos que hablar.

Se van los dos a casa de Aarón. Aarón se sienta en una hamaca.

— Jon, puedes sentarte en el sofá —dijo Aarón con una mirada cómplice.

— Al final se pudo hacer, ¿no? —dijo Jon un poco alterado.

— Más o menos. Ahora las puertas traseras aparecen sin más.

— ¿Cómo que más o menos? ¿Cómo que aparece sin más? —dijo Jon, cabreado.

— Al final ocurrió algo inesperado.

— ¿Cómo que inesperado? ¿Te descubrieron?

— No exactamente, como te lo digo, a ver. Siempre acaba pasando lo mismo, haga lo que haga.

— ¿Cómo?

— Al principio intenté salvarla, pero siempre había un problema para poder avisarla, ayudarla o salvarla. Las veces que la salvé, al volver a nuestra época todo cambió. Todas las veces que volví después de salvarla eran épocas distintas.

— ¿Cómo que cambió? ¿No la salvaste? ¿Pero? No entiendo nada.

— Te explico, cuando me dirigía a buscarla, una cadena de sucesos empezaron a ocurrir, eran sucesos sin sentido, no daba crédito. Pero nunca pude llegar más allá. Y... —el anciano empezó a llorar.

— Pero antes dijiste que la habías salvado varias veces.

— Pero al llegar a esa realidad, después de todo cambia, esta realidad no es así.

— ¿Cómo que no es así? ¿Esta realidad cambió?

— Esta no, las otras.

— ¿Las otras?

— Sí, en una de ellas, la Segunda Guerra Mundial la ganaron los nazis, y con ello hubo el caos en el mundo. En otra, la Segunda Guerra Mundial sucedió en el año 1990, el vencedor fue la Unión Soviética, y en otras se vivía en una armonía espiritual, una paz eterna. Pero en todos ellos ocurría lo mismo al final.

Puertas Traseras  #CheyllsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora