En un laboratorio, están llevando a cabo pruebas con una tecnología nueva e innovadora. Realizan estudios con personas para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, en realidad están utilizando los fondos del estado, la Unión Europea y algunas empresas privadas para experimentar con personas y controlar las puertas traseras a su antojo. El Dr. Beltrán, a cargo de estos experimentos, es un individuo sádico y despiadado que disfruta del sufrimiento de sus sujetos de prueba. Utiliza métodos inhumanos para manipular y controlar las puertas traseras, sin importar el daño que pueda causar. Mientras tanto, los sujetos de prueba son víctimas inocentes engañadas y manipuladas por el equipo del laboratorio. Son sometidas a condiciones inhumanas y a experimentos peligrosos sin su consentimiento, todo en nombre de la supuesta investigación científica. A medida que la verdad sobre las verdaderas intenciones del laboratorio y el Dr. Beltrán sale a la luz, el equipo de investigación enfrenta la posibilidad de ser descubierto y enfrentar las consecuencias de sus acciones. Mientras tanto, los sujetos de prueba luchan por escapar de su cruel destino y poner fin a los experimentos inhumanos que los han mantenido cautivos.
Conforme los días pasan, el sujeto que logró escapar del laboratorio comienza a experimentar cambios extraordinarios en su vida. Sin saberlo, está desarrollando una conexión profunda con las puertas traseras, manifestando un poder que aún no comprende completamente. Mientras tanto, el Dr. Beltrán, respaldado por la empresa que financia sus experimentos, recibe inmunidad para encontrar al paciente fugitivo. Determinado a recuperar su "propiedad" y evitar que los secretos del laboratorio salgan a la luz, el Dr. Beltrán moviliza todos sus recursos y habilidades para localizar al sujeto fugitivo. El sujeto, por otro lado, comienza a experimentar extraños fenómenos que no puede explicar. Se encuentra atrapado en un torbellino de eventos inexplicables, mientras su conexión con las puertas traseras se intensifica cada vez más. Sin embargo, no tiene idea del poder latente que yace dentro de él, ni del peligro que representa para aquellos que buscan controlarlo. Mientras el sujeto lucha por comprender sus nuevos poderes y encontrar su lugar en el mundo, el Dr. Beltrán se acerca cada vez más a su rastro. Con cada paso que da, el enfrentamiento entre el fugitivo y su perseguidor se vuelve inevitable, y el destino de ambos está entrelazado en un juego mortal de poder y supervivencia.
El sujeto que logró escapar del laboratorio es un individuo aparentemente común a primera vista, pero con un aura de misterio y potencial latente que lo distingue del resto. Su apariencia física es ordinaria, con rasgos regulares que no llaman particularmente la atención: cabello castaño desordenado, ojos de color avellana y una estatura promedio. Sin embargo, detrás de su apariencia aparentemente mundana, hay una energía latente que lo hace destacar. Sus ojos reflejan una curiosidad inusual y una determinación feroz, como si estuvieran llenos de un conocimiento oculto que aún no ha sido descubierto. Su postura es erguida y segura, mostrando una confianza que parece surgir de lo más profundo de su ser. A medida que se adentra en su nueva vida como fugitivo, su presencia parece adquirir una especie de magnetismo inexplicable, atrayendo la atención de quienes lo rodean de una manera sutil pero poderosa. A pesar de sus intentos de pasar desapercibido, su aura de singularidad lo hace destacar entre la multitud, como si estuviera destinado a algo más grande que él mismo. A medida que su conexión con las puertas traseras se intensifica, su apariencia comienza a cambiar sutilmente, reflejando la profundidad de su potencial recién descubierto. Los destellos de energía brillan en sus ojos y su postura se vuelve aún más segura, como si estuviera despertando a una nueva comprensión de su propio poder y propósito en el mundo.
El Dr. Beltrán, desesperado por encontrar al sujeto fugitivo que representa una amenaza para sus oscuros planes, decide recurrir a los Guardianes del Tiempo en busca de ayuda. Consciente de que el sujeto fugitivo es una anomalía del tiempo, el Dr. Beltrán espera que los Guardianes puedan proporcionar los recursos y la experiencia necesarios para capturar al fugitivo y poner fin a la amenaza que representa para sus operaciones. En los Guardianes del Tiempo, hay un subgrupo que se dedica a estos casos. Cuatro mujeres y tres hombres lideran el apartado encargado de capturar anomalías del tiempo. Estos guardianes son expertos en el manejo de situaciones extraordinarias y poseen habilidades únicas para rastrear y neutralizar amenazas temporales. Con la solicitud del Dr. Beltrán, los Guardianes del Tiempo se ponen en marcha, desplegando sus recursos y conocimientos para localizar al sujeto fugitivo. Utilizan tecnología avanzada y técnicas de rastreo temporal para seguir el rastro del fugitivo a través del tiempo y el espacio, determinados a capturarlo antes de que cause más daño o altere el curso de la historia. Mientras tanto, el sujeto fugitivo continúa su viaje, ajeno a la creciente amenaza que representa la intervención de los Guardianes del Tiempo. Con cada día que pasa, su conexión con las puertas traseras se fortalece, y su comprensión de su propio poder crece. Sin embargo, su destino está entrelazado con el del Dr. Beltrán y los Guardianes del Tiempo, y el enfrentamiento inevitable entre ellos se acerca con cada latido del reloj.
El Dr. Beltrán se reúne con los guardianes del tiempo y les proporciona un informe detallado sobre el sujeto en cuestión. El Dr. Beltrán comenta:
— El sujeto fugitivo es un joven llamado Alejandro, de género masculino. Tiene aproximadamente unos 25 años de edad. Alejandro posee una apariencia que puede describirse como atractiva pero ordinaria, con rasgos faciales regulares y una expresión tranquila pero penetrante en sus ojos avellana. Su cabello castaño, de longitud media, a menudo cae desordenado sobre su frente, dándole un aire de despreocupación y juventud. En cuanto a su vestimenta, Alejandro prefiere ropas cómodas y prácticas, optando por jeans y camisetas sencillas junto con una chaqueta ligera. Su estilo es casual pero funcional, reflejando su naturaleza práctica y sin pretensiones. A pesar de su apariencia aparentemente ordinaria, Alejandro irradia una energía intrigante y misteriosa que atrae la atención de aquellos que lo rodean. Hay una sensación de profundidad y potencial latente en él, como si estuviera destinado a algo más grande que su vida cotidiana. A medida que se adentra en su viaje como fugitivo y su conexión con las puertas traseras se fortalece, Alejandro comienza a experimentar cambios sutiles en su apariencia y su aura. Destellos de energía brillan en sus ojos, y una sensación de poder latente se hace cada vez más evidente a su alrededor. Alejandro es un joven común que oculta un potencial extraordinario bajo su apariencia ordinaria.
El destino de Alejandro está entrelazado con el del Dr. Beltrán y los Guardianes del Tiempo, y el resultado de su enfrentamiento determinará el curso del tiempo y el espacio. Alejandro, escondido y sin saber qué hacer, empieza a comprender los poderes que tiene. Al controlar el poder poco a poco, sabe que puede utilizarlo a su favor, pero las dudas comienzan a agobiarlo. Para aclararse, empieza a caminar por sitios poco transitados y a reflexionar. Sin saber ni cómo ni por qué, se encuentra en una estación de metro. Cuando se da cuenta de que puede ser reconocido, comienza a correr hacia las escaleras que dan a la calle; sin embargo, cuando está a punto de pisar el último escalón, aparece en una habitación.
— Tranquilo, soy Álex. No vengo a hacerte daño, solo vengo a avisarte.
— ¿Avisarme? —dijo Alejandro desconfiado.
— Sí, te explico. Los guardianes del tiempo quieren capturarte para seguir experimentando contigo.
— Ya, ¿y tú qué me vas a hacer?
— Yo, nada. Solo voy a liberar tu mente, como hicieron conmigo, para poder desarrollar tu potencial.
— ¿Liberar la mente?
— Sí, es un proceso complicado.
— ¿Y a ti? ¿Cómo te liberaron? ¿Y quién?
— Pues haciéndome ver más allá de lo que los ojos pueden ver. Me liberó el Hacedor de Llaves.
— Pues menuda chorrada, Hacedor de Llaves. ¿Qué clase de nombre es ese? Patético —dijo Alejandro, enfadado.
— Pensé lo mismo que tú, pero luego abrí los ojos.
— Pareces uno de esos Testigos de Jehová. Solo te falta el folleto y decir que un día Dios te hizo ver la realidad y esas cosas.
— Pues fue algo así —se rió Álex.
— A ver, vamos a jugar a tu juego. Si me liberas, ¿qué gano yo? Y por otro lado, si utilizo esos poderes que dices que tengo contra ti, ¿qué pasaría? —dijo Alejandro desafiante.
— Lo primero, lo de liberarte es cosa tuya. Y lo otro, eso no lo sé. Pero confío en que verás que digo la verdad.
— Ya, ya, ya. Habladurías.
Álex se rió.— Ahora te voy a dejar con un amigo. Hablad y luego me cuentas, ¿vale?
— ¿Amigo? ¿Aquí dentro? Si estamos solos tú y yo, estás loco.
De repente, se escucha una voz detrás de Alejandro, y Álex comenta:— Os dejo solos.
Álex se retira de la habitación segura. Pasaron horas hablando en esa habitación. Cuando salen, el Hacedor de Llaves le dice a Álex:— Ahora solo depende de él.
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Puertas Traseras #CheyllsAwards
Ciencia FicciónLas puertas traseras son accesos temporales que permiten viajar a través del tiempo y el espacio de manera distinta a las puertas del tiempo convencionales.