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Asa se encontraba a la par de la rubia, que yacía recostada sobre el sofá de la casa de la pelinegra, a punto de quedarse dormida.

En realidad, Haram iba en el tercer sueño mientras la película que se suponía que estaban viendo seguía corriendo en la pantalla de la televisión. Mientras la pelinegra la miraba consternada, la película había pasado a segundo plano.

Se preguntaba, ¿cómo es que estaba tan tranquila? Si hace apenas unas horas le estaba regalando besos en la biblioteca.

¿Se haría responsable de lo que provocó en el corazón de Asa?

Asa, ¿podrías dejar el drama por un momento? Tu también la besaste. Se reprendió a si misma.si

Cállate, Asa

Suspiró, dejando por un momento de discutir con su subconsciente para observar a la rubia junto a ella. En realidad, Asa estaba en una orilla del sofá, mientras Haram se encontraba en el otro extremo, ya que la pelinegra se había negado rotundamente a mantenerse tan cerca de ella en una situación tan comprometedora como lo era... ver una película en su casa.

Estaba demasiado confundida respecto a los sentimientos que tenía por la rubia, cuando lo sobrepensaba demasiado, se sentía realmente incómoda y ofuscada a su lado, ¿por qué tuvo que confesarle que le gustaba y convertir su cabeza en un Lío?

"No sabía que era un secreto"

Recordó aquellas palabras y no pudo evitar sentirse tonta, ¿era tan obvia?

Por otro lado, cuando se dejaba llevar por sus sentimientos, y no por sus pensamientos, solo podía desear estar cerca de ella y abrazarla mucho tiempo. ¿Qué se supone que significaba eso?

No lo sabía, pero ese era uno de esos
momentos en los que Asa se desconectó de los pensamientos que retumbaban en su cabeza, y decidió acercarse a la mayor.

Esta vez asegurándose de que
estuviera completamente dormida, no quería volver a pasar por otro
accidente. Recostó su cabeza en el pecho de la contraria y pasó su mano
sobre su hombro, abrazándola

Solo será un momento, me quitaré
antes de que despierte.

Y es que la pelinegra se sentía bien y seguro entre los brazos de Haram, pero eso no tenía porque saberlo.

Cerró los ojos aspirando el aroma dulce que tenían las prendas de Haram, sin darse cuenta del momento en el que se estaba entregando a los brazos de la chica.

(...)

Despertó lentamente, abriendo sus ojos bastante relajado.

Sintiendo lentas caricias en su espalda que la hicieron sonreír y suspirar por unos segundos.

Claro, hasta que cayó en cuenta.

Se encontraba aún sobre el pecho
de la rubia, abrazándola. Y por
si fuera poco, a la mitad de su sueño
había pasado una pierna por sobre las de Haram, quedando como un koala sobre ella.

Se sintió sumamente avergonzada,
rápidamente bajó su pierna y dejó de abrazarla.

Sin embargo seguía escondiendo su
rostro en el pecho de la contraria, pues se negaba a encararla.

—Asa... Me gustaría saber como terminaste encima de mi — Se rió un poco de la situación al ver a la menor sonrojándose hasta las orejas.

—Ay... que vergonzoso... Solo olvida
esto, ¿puedes? — Dijo aún escondido.

Haram rió un poco más antes de tomar su barbilla para verla a los ojos y negar con la cabeza.

—Estás rojita — Mencionó antes de
plantar un beso sobre la punta de su nariz.

—Haram — Frunció el ceño,
demandante. Y sin realmente pensar en lo que estaba haciendo, abultó sus
labios, pidiendo tácitamente recibir
un beso en ellos. El cual recibió al
instante por una sonriente Haram

Bluch (Asarami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora