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- Así que... ¿seguiste a Haram hasta el centro comercial? — Escuchó Asa del otro lado de la línea.

—Ya te dije que no lo seguí, vine aquí por una malteada, y casualmente me la encontré con Haerin

—¿Mhm? Ya veo, ¿y al menos llevas un disfraz para que no te reconozca? Déjame adivinar, llevas tu abrigo gigante con estampado de leopardo, una boina y lentes oscuros.

—¡Claro que no!... Bueno, es que olvidé mi abrigo. — Escuchó la risa de Pharita por el teléfono.

Asa, ¿realmente crees que hagan algo raro?

—Ella me dijo que sería una cita y... ¡Olvídalo! No las estoy siguiendo, ¿de acuerdo? De hecho ya me iba.

estoy segura de que no es una cita, Asa, mejor huye antes de que Haram te encuentre espiándola. — La pelinegra suspiró, desganada.

—Si... eso haré. Adiós, Pharita —. La pelinegra colgó y se sentó en una de las mesas del área de comida, vio de lejos como Haram y Haerin charlaban y reían juntas. Se quitó los lentes oscuros al verlos tan metidos en su mundo, seguramente ni siquiera voltearían a verla.

Apartó su mirada de ellas y solo pudo repetir en su cabeza una y otra vez las palabras que la rubia le había dicho un rato antes. Ella lo sabía, le costaba muchísimo aceptar sus sentimientos por la mayor, esos sentimientos que la atormentan desde hace tanto tiempo, que desde pequeña sabe que sentía cosas tan lindas cuando Haram curaba las heridas de sus rodillas cuando se caía de su patineta, y luego la llevaba de la mano por un helado al lado del parque. Pero no es fácil para ella, y no puede evitar frustrarse consigo misma. Pero tampoco puede evitar sentirse molesta, comiéndose la cabeza al pensar en Haram queriendo así a otra persona que no fuera ella.

El sonido de una notificación en su
celular la sacó de su pequeña burbuja, era un mensaje de Ahyeon

"No olvides la tarea de inglés"

Sonrió y le envió un corazón de regreso, si no fuera por ella probablemente estaría reprobada. Suspiró rendida y decidió que era momento de regresar a casa, a hacer
su tarea de inglés.

Levantó la mirada y vio que Haram
y Haerin ya no se encontraban ahí. Agradeció por eso, ya había tenido
suficiente de sentirse engañada por la rubia. Y cuando estaba a punto de levantarse, alguien dejó una malteada de fresa frente a ella, en la mesa.

—Sé que venías por una de estas — Escuchó e inmediatamente volteó al reconocer su voz. Era Haram, parada junto a ella y con una sonrisa en los labios.

—¿C-como..? — Asa estaba en
shock, su mente estaba en blanco.

—Te vi aquí sola y pensé que по vendrías sola al centro comercial a menos que fuera por una malteada de fresa, así que decidí traerte una. — Se sentó al lado de la pelinegra, mientras esta la veía sin expresión alguna. Rió un poco por eso y acomodó la boina roja que llevaba puesta. — Te queda muy linda — Inmediatamente Asa se sonrojó y apartó la mirada, sintiendo demasiadas cosas a la vez. Entre la vergüenza, el enojo, y las mariposas en el estómago, decidió tomar un poco de la malteada que le había traído la mayor.

Haram suspiró, mirando hacia la mesa.— No era una cita, Haerin y yo solo somos amigas.

Asa la miró a los ojos de nuevo, sintiendo rápidamente la satisfacción de calmar un poco su
acelerado corazón.

—Asa... ¿Te gusto? — Preguntó.

La pelinegra se quedó callada un momento, y Haram volvió su
mirada a la mesa, inevitablemente ser repentinamente tomado por las mejillas y recibir unos labios torpes e inexpertos sobre los suyos. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando ya decepcionada. Pero no se esperaba se estaba alejando, con una pequeña sonrisa adornando su rostro.

Haram hizo un puchero — Eso no fue
una respuesta. — Reclamó, con las mejillas ligeramente teñidas de rosa al haber sido tomada por sorpresa.

- Te quiero mucho... — Tomó la mano
de Haram, sonrojada hasta las orejas. — No me hagas decir lo otro aquí, ¿sí? P-prometo que... que te gustará la

Bluch (Asarami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora