Bluch (Asarami)

21

Haram se encontraba en el baño de un teatro en la ciudad, estaba acompañando a su padre a ver a la hija de su nueva novia actuar en una obra de teatro. Era una obra nocturna, eran alrededor de las diez y media de la noche cuando logró escapar de la aburrida obra para ir al baño. De hecho, pretendía quedarse ahí un buen rato hasta que estuviera por finalizar el acto.

Tomo su celular de su bolso después
de lavarse las manos y enjuagar un
poco su cara, hacía calor y su padre la había obligado a llevar vestido porque era un evento "importante". Su teléfono no recibía señal, estaba averiado o algo así. Por lo que se dispuso a jugar algún juego para matar el tiempo, esperaba que no fuera demasiado.

No pasaron más de quince minutos cuando sorpresivamente recibió una Ilamada, por primera vez en el día, pues su celular no habla reaccionado. desde ayer en la noche, cuando se le cayó de un segundo piso. Pero esa es otra historia. Rápidamente contestó la llamada, era Ahyeon.

—¿Haram?

—Hola, Ahyeon

—¡Haram! Estábamos preocupadas por ti, ¿por qué no fuiste a la fiesta de Asa?

—¿La fiesta de Asa? Pero la fiesta es mañana... ¿no?

—¡Claro que no! La fiesta acaba de terminar

Haram palideció al instante, ella le había prometido con el meñique a Asa ir a su fiesta de cumpleaños. —P-pero...

—¿Aún puedes venir? Le diré a Asa que te reciba, nosotras ya nos vamos

La runia revisó la hora en su celular, eran las once de la noche — Uh... Sí! Dile que me espere, por favor... ¡ya voy! Adiós, Ahyeon, gracias —Hablo rápido para después colgar la llamada y salir del baño, Fue algo difícil convencer a su padre de que se tenía que ir, pero él era accesible cuando se trataba de Asa. También recibió un par de "shhh" por parte de otros espectadores, pero poco le importo cuando recibió el permiso de su padre para salir del lugar.

Escapo de prisa y llamo un taxi para que la llevara a la casa de la pelinegra. Estaba nerviosa, aún algo pálida y su corazón palpitaba rápido. Sintió una presión en su pecho al ver la fachada de la casa de Asa por la ventana. Bajó del auto después de pagar y se acercó a la puerta. Dudó un poco en tocar, pero al final lo hizo.

Escuchó la perilla ser girada e inmediatamente sus ojos divisaron a una pelinegra con los brazos cruzados y una expresión muy seria, tanto que daba un poco de miedo.

—Asa, hola....

—Pasa — Dijo en seco y se hizo a un lado para dejar entrar a la rubia. La aludida le hizo caso y Asa cerró la puerta detrás de ella. Bajó
la mirada sin cambiar su postura,
como esperando algo de parte de
la rubia. Una explicación por
supuesto.

—Lo siento, en serio lo siento,

—No me contestaste en todo el día...
estaba preocupada.

—Mi teléfono se averió — Aclaró rápidamente — Por eso no recibi ninguna llamada, tampoco mensajes....

—Uhm... ya veo. ¿A qué viniste?

-Yo... a verte, a desearte feliz cumpleaños y a disculparme por no haber llegado a la fiesta — Asa se quedó en silencio un momento, aún mirando al suelo.

—Aunque tu teléfono se haya averíado, yo te dije que la fiesta era hoy, y me prometiste que vendrias

—Lo sé, lo siento. Yo creí que la fiesta era mañana, te juro que yo iba a venir. Se me pasó la fecha, perdón...

La pelinegra suspiró y cambió el tema.
—Por qué tan elegante?

—Ah, fui al teatro con mi padre y... es una larga historia en realidad.