16

177 21 0
                                    

Haram se encontraba sentada en la azotea de la escuela, compartiendo con Asa los bollitos rellenos de chocolate que su padre había preparado para ella.

Asa estaba sentada a su lado, ambas sumidas en un cómodo silencio. La pelinegra tenía la mirada un poco perdida, mientras que Haram solo miraba lo linda que se veía con las mejillas abultadas. Hasta que notó un pequeño detalle, justo en la comisura de sus labios había un rastro de chocolate. Estuvo a punto de decirle, pero lo pensó un poco y creyó que sería más divertido quitarle ese chocolate de la manera mas cursi posible, con un beso.

Sonrió y se acercó a la menor, que seguía algo distraída. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca de sus labios, una mano se interpuso entre ellas.

—No — Sentenció Asa, apartando la boca de Haram lejos de la propia.

La rubia abultó sus labios, confundida. Se volvió a acercar a la menor, pero éste volvió a apartarla.

—¿Por qué no? — Preguntó con un puchero en sus labios.

—Mmh, estoy molesta contigo — Dijo mientras se cruzaba de brazos.

—Pero... ¿por qué? — Sollozó falsamente.

—¿Pir que ni intintar con ilguien más?" — Repitió las palabras que le había dicho Haram días antes con un tono burlesco, para después fruncir el ceño. tan solo recordarlo la hacía enfadar.

—Asa, no lo dije en serio.— Aclaró un poco preocupada, sabía que se le había pasado la mano con sus palabras.

—¿Y que pretendías? ¿Darme celos? Bueno, felicidades, lo lograste, ahora aléjate de mi boca. Reclamó mirando hacia otro lado.

Ahora Haram estaba genuinamente
arrepentida de haber dicho esas cosas, claro que no deseaba tener citas con otras personas que no fueran Asa

—Lo siento... — Bajó la mirada como perro regañado y suspiró, sin saber muy bien que hacer para remediarlo.

—Se que...se que yo tampoco he sido
muy clara, pero...dijiste cosas como si...como si yo dejara que cualquier persona me besara... — Haram le miró nuevamente, consternada. Definitivamente ella no pretendía insinuar eso, solo había hablado
sin pensar y no tomó en cuenta los sentimientos de Asa. Quiso hablar, pero la pelinegra siguió — Es decir...es obvio que tu eres especial para mi. Y no me refiero a especial como lo es una amiga — Esa simple oración bastó para dejar a Haram sin palabras — Para mi, tu eres más que eso...— La rubia se quedó muda por un momento, antes de dejar escapar una pequeña sonrisa de pura felicidad. Se acercó de nuevo a Asa tomándola suavemente de la mejilla
para que la viera a los ojos.

—Asa, lamento haber dicho esas cosas, no era mi intención hacerte sentir mal. Pero, ¿sabes algo? Definitivamente no tendría citas con nadie más, por el simple hecho de que no pienso rendirme tan fácilmente contigo.

Las mejillas de Asa rápidamente se tornaron de un color rojo intenso, mientras dejaba escapar una risita nerviosa. Haram se tomó la libertad de besar la comisura de su boca para limpiar el chocolate que se encontraba en ella.

—Tenías chocolate ahí. — Dijo riendo Asa sonrió embelesada, y se acercó a dejar un beso corto en sus labios — Estás rojita, Asa —  Mencionó divertida, y la rubia rodó los
ojos para luego abrazarle.

Bluch (Asarami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora