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Asa sostenía en sus manos una  cajita de donas glaseadas que había comprado en la tienda que había frente a su escuela. La miraba con inquietud, pensando en si realmente tendría el valor de darle ese pequeño obsequio a Haram

Estaba a la salida del instituto, esperando a la rubia que la acompañaba a la parada de autobuses. Sin embargo llevaba varios minutos esperando, pasando la cajita de una mano hacia la otra repetidas veces, hasta que vio como el lugar comenzaba a vaciarse y Haram seguía sin aparecer. Entonces comenzó a preocuparse, así que decidió entrar de nuevo y buscarla por su propia cuenta.

No tardo mucho en encontrarla, en el salón de matemáticas, despreocupada y jugando algo en su celular. Entró sin pensarlo, escondiendo la cajita de donas detrás de su espalda.

—¿Asa? — No creí que siguieras aquí, ¿por qué no te has ido? — Habló sorprendida de ver ahí a la pelinegra, mientras guardaba su teléfono.

Asa se sintió un poco tonta al escucharla, creía que la rubia podría estar buscándola también. -

- Hmm.. yo.. ¿T-tu por qué no te has ido?

- Ah, voy a salir con Haerin. Perdió una apuesta y me invitará a comer — Mencionó riendo un poco. — La estoy esperando, fue por sus cosas.

—Ya veo... — Hizo un puchero inconscientemente, no sabía como sentirse al respecto. Tal vez se había acostumbrado demasiado a la atención de Haram

—¿Y tú por qué no te has ido? — Volvió a preguntar.

—No...no sé — Dijo sin realmente querer decirle la verdad, sintiéndose un poco egocéntrica al haber pensado que Haram estaría dispuesto para ella. Estaba avergonzada, pero un sentimiento muy similar al enojo florecía en lo más profundo de su corazón. ¿Qué era? No le gustaba sentirse así.

Fue cuando Haram valoró la posibilidad de que Asa la estuviera esperando.

—Pero... ¿Sabes? Creo que prefiero ir contigo — Sonrió acercándose a la
pelinegra para tomar su mano y salir del salón, llevándola después a un lindo parque para caminar juntos.

Bueno, habría sido lindo que eso pasara. Pero solo había sido la imaginación de Asa haciéndole pasar una mala jugada.

—¿Asa?

—Haerin es linda...

Haram se sorprendió al escucharla, y tuvo una pequeña idea.

Sabía que probablemente lo que estaba a punto de hacer no era
lo más sensato, pero se sentía un poco cansada de ser rechazada por Asa — Si... lo es.

—E-es algo así como una... ¿cita? —Preguntó olvidándose de la dichosa apuesta, centrándose en la idea de
Haram y Haerin, saliendo solas.

—Tal vez... — Dijo arrepintiéndose inmediatamente de haberle mentido, pero no sabiendo como arreglarlo, mordió su labio inferior con nerviosismo.

—Dijiste... D-dijiste que solo te
gustaba y-yo... — Y entonces lo supo, estaba celosa. Muy celoso.

—Y es así, Asa — Aclaró rápidamente — Pero... más de una vez me dijiste que yo no te gusto. Y no quiero obligarte a nada.. ¿por qué no intentar con alguien más?

—Pero...— Apretó la correa de su mochila con su mano libre, sentía
su corazón a punto de explotar y ni siquiera sabía como expresar lo molesta que se sentía. ¿Qué significaban para ella todos esos besos que le había regalado? Aunque muy en el fondo sabía a lo que la rubia se refería, y sabía que tal vez tenía razón.

—Nos vemos mañana, Asa, ya viene Haerin  — Se despidió sintiéndose terrible por haberle mentido a la pelinegra, esperaba poder arreglar después todas las cosas que dijo sin pensar.

Mientras Asa la veía alejarse con un nudo en la garganta y una caja de donas en la mano.

Bluch (Asarami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora