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Al llegar a las cabañas, lo primero que hicieron fue dejar las maletas en la habitación donde dormirían los alumnos y cocinar lo suficiente para recibirlos de su primer prueba.

— No crees que es muy riesgoso dejarlos en el bosque solos?- pregunto Teruko sentada en los escalones, Aizawa negó sentándose a su lado.

— Los conozco, se que podrán con ello.

— Confías mucho en ellos...los quieres, ¿verdad?

El chasqueó la lengua fijando su mirada en el bosque, Teruko soltó una risita y le imito. A su lado paso el pequeño niño que al ser observado por ella, se sonrojo y salió corriendo de nuevo hacia la casa.

— Nunca había sentido tantas emociones en un niño.- susurro.— ¿Crees que si me acerco, pueda ayudarle?

— Puede ser, así te ganaste a mis alumnos.

Ella sonrió, se puso de pie sacudiendo sus pantalones.

— Iré a explorar un poco.- estiró sus brazos.

— ¿Por investigar te refieres a dormir?- Pregunto con sorna, ella pateo su pierna ligeramente, el río entre dientes.

— Idiota.

— ¡Ten cuidado!- alzó la voz al verle alejarse, ella agitó su mano sin siquiera voltear a verle.

Aizawa sonrió divertido viéndole alejarse.

[...]

Teruko paseaba entre los árboles, realmente curiosa. Pero antes de siquiera elegir un camino, escucho pequeños pasos que le hicieron ponerse alerta, visualizo el panorama y dejo que su don se extendiera por su área, encontrando las emociones del niño de gorra de dinosaurio.

— Asustar a una mujer no es de caballeros. ¿Sabías?

Sonrojado y temeroso, Kotaro salió de detrás de un árbol.

— N-no iba a asustarte.

— ¿No? ¿Entonces que hacías siguiéndome?

— No quería que te perdieras.

Teru sonrió enternecida.

— Gracias. ¿Caminamos juntos?- el niño dudo varios segundos, para después asentir y caminar a su lado.

— ¿Tu eres un héroe?

— algo así.

— ¿Que?

— Soy, el héroe de los héroes.- sonrió divertida pateando una roca. el niño le miró con atención.— Verás, mi don no es para batallas...ni siquiera puedo enfrentarme a alguien. Pero, puedo ayudar a los héroes a seguir adelante.

— ¿Seguir adelante?

— Cuando un héroe está sumamente triste, o muy enojado, mi trabajo es enseñarle a vivir con esas emociones. Ser un héroe no es nada fácil...¿tu quieres ser uno?

— No, todos los héroes son idiotas.

— ¿Enserio? ¿Por que piensas así?

El no responde, y se limita a patear una roca del suelo, Teruko se detiene al escuchar las campanadas desde la cabaña.

—Debemos volver...- Inicio el camino de vuelta, no sin antes verle con amabilidad.— Si necesitas hablar, puedes contar conmigo.

Para su sorpresa, el simplemente asintió siguiéndola a una distancia prudente.

Esa misma noche, mientras cenaba, Teruko revisaba sus apuntes. Sin embargo, lo que más hacia era releer lo que ya sabía. En realidad, no tenía mucho que hacer en ese lugar.

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