Feelings

30

Teruko entro a la habitación donde su esposo se quedaba bajo observación mientras realizaban la curación de sus heridas, se encontraba solo mientras veía en silencio su reflejo en el espejo.

- Shouta?- Murmuró no queriendo perturbar sus pensamientos.

Su esposo poso su mirada en su esposa, por sobre su espejo y le sonrió a duras penas, le asintio y ella entro con un pequeño tupper entre sus manos.

- Sabes que no me dejan comer eso aquí.

- Y sabes que me vale una mierda, estamos en guerra las reglas se rompieron hace mucho.- Se sentó a su lado, junto a sus pies en el suelo viéndole hacia su rostro.- Como estás?

- Nose como sentirme.

- Es normal, han pasado tantas cosas en tan poco tiempo...

- Uno de mis alumnos nos traicionó Teru, mi mejor amigo...el que yo creí muerto...ha sido usado como un maldito títere durante todo este tiempo....

- No lo sabías, nadie lo sabía. No puedes culparte.

- No puedo dejar de pensar en las veces que quizá el pidió ayuda y yo vivía a pa casita feliz contigo.

Teruko apretó sus labios, parpadeo sus lágrimas y poso su mano en su pierna sana.

- Shirakumo ni te recuerda, Shouta. No recuerda nada.

- Pero...lo ví.

- Solo un destello de él, eso ya no es tu mejor amigo.

- No lo viste.

- No, no lo ví. Pero lo que si veo, es a mi esposo carcomiendose en la culpa de algo que nunca sucedió...Lamento ser cruel querido, pero Shirakumo murió hace muchos años, lo que hay ahora en estás instalaciones son solo pedazos de lo que alguna vez fue tu mejor amigo.

Shouta se quedó en silencio, incapaz de verle a los ojos. Una parte quería gritar que estaba de acuerdo, pero otra simplemente deseaba que eso que decía su esposa era mentira, que Shirakumo seguía con vida.

- Eres cruel.

- Si para mantener tus pies en la tierra debo ser cruel, lo haré.- Se puso de pie sacudiendo su falda.- Pero necesitamos al héroe que el mundo necesita, tus alumnos necesitan de su maestro y yo necesito a mi esposo cuerdo. Te necesitamos Shouta, por favor no te pierdas en la culpa y en el remordimiento ya que no quiero que nuestro bebé aprenda ese lado de ti.

La mención del bebé le hizo salir de su trance, notando como ella salia de la sala de curaciones, Shouta frotó su rostro cansado y miro sus manos.

La situación comenzaba a sobrepasarlo.

Más tarde, Teruko se encargaba de cuidar de Eri mientras los demás entrenaban, la pequeña había descubierto su habilidad en el arte y por ello la mesa se encontraba llena de pintura mientras la psicóloga peinaba su cabello para no manejarlo de verde.

- Teruko chan...

- Dime.

- El bebé que tienes en la panza...serás su mamá?

- Así es.

- y Aizawa sensei será su papá?

- Así es.

- Entonces, yo que voy a hacer?

Teruko dejo la coleta a medio hacer para ver a la niña que volteo a verla con curiosidad.

- Eres de la familia, Eri. Eso te volvería su hermana mayor.

Los ojos carmesí de Eri brillaron con intensidad y sonrió.