27

269 33 2
                                    

Teruko yacia recostada al lado de la camilla de su esposo dormitaba sobre su pecho, aferrado a su cuerpo negandose a dejarla ir. Después de esa discusión se quedaron en un silencio dónde solo se escuchaban los sollozos de Shouta que recordaba lo frustrado que se sentía tras haber perdido tanto en tan pocos minutos.

Se permitió ignorar todo el caos para enfocarse en los latidos del corazón de su mujer que acariciaba su cabello con cariño.

— Hablaste con Seth, sobre tu retiro?- Pregunto. Teru peino un mechón de su cabello negro y suspiro.

— Aún no, pero no tarda en enterarse.

— Estás segura de eso?

— Lo estoy, es muy cansado, peligroso y causa muchos problemas entre nosotros.

— Lo siento, teru.

— No, no lo sientas. Es lo mejor, proteger a mi familia es lo mas importante.- Beso su coronilla y sonrió.— Además, no me gustaba eso de que me llamarán en las madrugadas.

— Si, en eso tienes razón.- Suspiro y alzó la vista.— Estaremos bien preciosa.

Ella sonrió.

— Lose.- Beso su frente cerrando sus ojos.— Estaremos bien.

Shouta se quedó en silencio, acariciando el vientre aún plano de su mujer. Su mente iba a mil por hora dónde los planes a futuro comenzaron a avanzar con rapidez. Su vida había cambiado por completo, y Shouta esperaba que fuera para bien.

Tras un rato en silencio, Teruko salió de la habitación para buscar algo de comer y cuando volvió a la habitación, se detuvo sorprendida al ver las cuatro enfermeras rodeando la cama de su esposo que tenía los brazos cruzados y se veía realmente molesto por algo.

Entro confundida dejando su bolso de lado, llamando la atención de las mujeres que pronto posaron sus ojos en ella.

- ¿Quién es usted?

- Soy su esposa, ¿que está sucediendo?

- El señor Aizawa tiene que darse un baño, pero no deja que nadie lo toque.- Exclamó una de ellas realmente molesta.- Sus heridas se infectaran.

- Entonces, yo lo haré.- Teruko musito encogiéndose de hombros.

Las enfermeras se vieron entre si, para que después la mayor suspirara.

- Te explicaremos como limpiar las heridas, ya tengo suficiente trabajo como para batallar más.

Teruko aprendió rápidamente el procedimiento y tras despedirse de las mujeres, volteo a ver a su esposo que le miraba receloso desde su lugar.

- No lo harás, ¿verdad?

- Ya la escuchaste.- Teru se arremango la blusa y sujeto su cabello en una cola alta.- Andando, Shota.

- No quiero.

- ¿Que eres, un niño? Andando mi amor.- Le quitó las Sabanas de golpe ignorando los intentos de shota de evitarlo, sin embargo, pronto noto la prótesis de titanio en su pierna herida. Ambos se quedaron en silencio, shota apretó sus manos con fuerza.

- Soy un asco, ¿verdad?

- No es así

- Dependo completamente de una pierna de metal teru! Eso no es normal!

- Tu nunca fuiste normal.- Ella tomo su rostro con ambas manos y le sonrió.- Y eso fue lo que me enamoro de ti.

- Pero...

- Jure amarte por sobre todas las cosas, y lo cumpliré. Te amo, shota. Sin importar que.

El hombre sintió sus ojos llenarse lágrimas, tomo aire queriendo calmarse
pero aquel torpe intento de contener su emoción fue estropeado al sentir como ella acariciaba sus mejillas con suma dulzura.

FeelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora