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- Cuando veas al hombre de cabellos color oro y de ojos color mar...

- ¿Ojos color mar?- Una pequeña niña de iris rosas pregunto con curiosidad ante la palabra.- ¿Que es un mar?

La mujer que principalmente hablaba,soltó un suspiro cansado dejando caer su cabeza hacia el frente, una clara señal de rendición.

- Es inútil, es muy pequeña para cumplir con la misión.

- Dale tiempo. Por eso la estamos preparando a esta edad.- El hombre acaricio los cabellos castaños de la niña que sonrió abiertamente ante el gesto.- Cuando llegue el momento, ella sabrá que hacer.

Las palabras de sus padres se cumplieron al año siguiente, cuando la pequeña vio al joven héroe que comenzaba a sobresalir entre su generación justo frente a ella.

Ojos color mar.

Ella había visto el mar en televisión, era un intenso color azul, que se removía con intensidad.

Ese hombre tenía el mar en sus ojos, y el sol en su cabello, por lo que no dudo en acercarse a él y jalar de su pantalón, sosteniendo su pequeño peluche de perro mal cosido.

El joven bajo la vista hacia la niña y le sonrió como solía hacerlo, se inclinó para hablarle, pero para su sorpresa ella tomó su mejilla con su fría y sucia mano.

Después de eso, un simple toque basto, para que todo se volviera un completo caos.

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La sonrisa del hombre viejo de intensos ojos verdes se incrementó al escucharla, avanzo unos pasos que ella retrocedió sin borrar la expresión de sorpresa de su rostro.

- Querida hija. ¡Es un honor volver a verte.!

- ¿Que haces aquí?- susurro sin querer estar cerca de él.

- Salí por un rato, tenía que ver cómo creció mi pequeña niña.

Abrió los brazos haciendo un intento de abrazo que ella rechazo por completo retrocediendo.

- ¡No te acerques!

- no haré nada! Sabes que ya no puedo hacer nada.- Se encogió de hombros apuntando su ojo herido.- ¿Recuerdas? Cortesia de la policía.

- Te lo merecías.

- ¿Si? Bueno, yo recuerdo perfectamente que fue tu culpa que nos descubrieran

- ¡¿Escapaste de prisión para reclamarme lo que hice cuando era niña?!

- No...no, yo ya cambié.- Sonrió ladeando la cabeza.- Al menos un poco.

- Si te acercas, voy a gritar.

- Adelante, nadie me conoce.- Se encogió de hombros.- Solo te tomarán como loca, y eso no quedará bien en los papeles de adopción. ?Verdad?

Un escalofrío de nueva cuenta erizo la piel de Teruko que se sintió mareada.

- ¿Como es que sabes?...

- Tengo ojos en todas partes, hijita.

Ella quería vomitar, estaba aterrada, congelada en su lugar. Verlo era revivir sus más profundas pesadillas, y abrir aquellos recuerdos que se había encargado de ocultar.

- ¡¿Que es lo que quieres de mi?! ¡Ya no tengo poderes!

El rostro del hombre se desencajo ante sus palabras, miro a la mujer con incredulidad.

- Imposible

- Me dispararon una bala de esas raras, ¡no tengo poderes!- Grito.- Así que alejate de mi!

FeelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora