Capítulo 1 "La bienvenida"

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Era temprano en la mañana del día domingo, un joven de apariencia delgada y ojeras debajo de sus grisáceos ojos se encontraba viajando en su auto, al mismo tiempo que mantenía una llamada con su madre.

No entiendo por que no puedo solo... - Se pausó al hablar. - Ir a una escuela en Inglaterra. - Le dijo él joven a su madre. - Jacobo, ya te explique que es la mejor escuela y no te puedes conformar con menos. - Le respondió su madre. - Pues, no se si pueda aguantar a Mireia mucho tiempo. - Le contestó. - Por favor, Jacobo, solo te falta un año, no quiero saber más de esta discución. - Ordenó su madre, para luego cortar.

Jacobo suspiró, hablar con su madre nunca fue tarea fácil, pero más difícil sería hablar ahora con su melliza, a quien Jacobo describía como: La mujer más molesta de toda la tierra.

Estacionó su auto a las fueras del pueblo privado al que se dirigía y se bajo de este, al entrar al pueblo noto que todo seguía casi igual, un cartel de "se vende" en una mansión ya no estaba, por lo que asumió que alguien finalmente la había comprado.

¡Vaya! - Exclamó Jacobo.

Se sorprendió debido a que esa casa estuvo en venta durante años.

Puso las manos en sus bolsillos y siguió caminando, cuadra por cuadra, observando los pájaros, los árboles y toda la naturaleza del lugar, en realidad todo poseía a su parecer un toque tétrico, había siempre gran neblina en el vecindario y nadie salía de sus casas ni para regar las plantas, las mascotas estaban prohibidas por lo que tampoco había perritos correteando, a la vista de Jacobo era demasiado solitario y sin brillo...

Aunque en realidad no era alguien muy diferente a ello.

Aquí vamos... - Dijo Jacobo, bajando sus puntiagudas orejas por el desánimo que le generaba ver la mansión en la cual se quedaría para estudiar este año.

Acercó su mano y toco la gran puerta, esperando que no fuera ni su padre ni su hermana quien le abriera.

A Jacobo no le fue tan mal, ya que fue Dany quien lo recibió, la mucama de la casa.

¡Coby, que alegría verte! - Expresó la mujer.

Dany siempre era muy amable, así que a Jacobo no le incomodaba su presencia.

Un gusto verte, Dany. - Saludó él. - Pasa, por favor ¿ya comiste? - Lo invitó y le preguntó Dany. - No, pero la verdad no tengo hambre - Le respondió Jacobo.

Dany asintió y cerro la puerta al estar los dos adentro. La casa estaba igual que siempre, al menos la entrada; Una cocina con mesa de desayuno, del otro lado el pequeño hall, con guitarras en las paredes.

¡Vaya, vaya, miren quién llegó! - Habló una voz, que se escuchaba por las escaleras.

"Esa rubia cínica." Pensó Jacobo, al saber completamente que se trataba de su hermana.

¿Estas preparado para este nuevo año escolar? - Preguntó, con un tono sarcásticamente molesto. - Mira, Mireia, no me dan ganas de aguantarte ahora. - Le respondió su mellizo con hartazgo.

A pesar de ser mellizos Mireia y Jacobo no se parecían en nada, Jacobo había sacado los ojos grises de su madre y el pelo negro como su padre, mientras que Mireia sacó un cabello dorado como el de su madre y ojos rojos como su padre.

¿Por qué me tratas así? - Preguntó, bajando sus orejas, con ese tono burlón que a Jacobo le daban ganas de ahorcarla. - Yo solo quería saber como estabas, hermanito... - Agregó, para luego reír.

Jacobo rodó los ojos.

¿Donde esta mi padre? - Le preguntó a Dany, ignorando a su hermana. - Salió, no me dijo a donde y Mireia, se más amable. - Respondió y regañó la mujer. - Soy amable, no se de que me hablas. - Respondió Mireia, alzándose de hombros. - Como sea, papá seguro se fue a algún bar. - Agregó y se dirigió de nuevo a las escaleras, para sentarse en ellas.

Jacobo se preguntaba seriamente cómo le hacía Dany para aguantar a Mireia todos los días desde que es pequeña.

...

Un par de horas despues, Jacobo se acomodó en la que sería su nueva habitación por este año, se encontraba frustrado desempacando desesperadamente sus cosas, a su padre le fue fácil marcharse e irse a los Estados Unidos con su niñita ¿Por qué ahora tenía que aguantarselo? Era lo que se preguntaba Jacobo sin parar. Decidió no malgastar más su tiempo pensando las miles de razones por las que no quería estar en dicho lugar y mejor se puso a llamar a su mejor amigo, sonrió al recordar que él también vendría a estudiar al pueblo.

¡Coby, amigo mío! - Se emocionó su amigo en el teléfono. - Hola, Jaden... - Lo saludó Jacobo. - ¿Qué sucede? - Preguntó. - ¿Tú hermanita ya empezó a molestarte? - Interrogó. - Ni hablemos de esa, que no se como la aguantaré todo un año. - Se quejó. - Aww, Coby, ya veras que se pasa rápido y estaremos juntos en el proceso. - Lo animó.

Jacobo sonrió, Jaden era de aquellas personas que lograban verle el lado bueno a las cosas, cuando eran pequeños y los padres del ojigris se divorciaron el muchachito le regalo dos de los juguetes que más le gustaban, solo para ponerlo más contento.

¿Yyy hablaste con tu madre? - Le preguntó. - Esta muy ocupada, es mejor no molestarla. - Le respondió Jacobo. - ¿Y tu padre? - Hizo otra preguntá.

Jacobo rodó los ojos, hablar de sus padres siempre era demasiado complicado, para empezar nunca quisieron volver a tener comunicación entre ellos después de su divorcio y el joven no podía culparlos, nadie quiere volver a ver a su ex con el cual nada termino bien de nuevo, pero eso hacía las cosas tan incomodas.

Debe andar tomando en un bar. - Respondió, repitiendo lo que había dicho su hermana. - Bueno, da igual, en una semana estaré allí, mientras tanto haz amigos. - Aconsejó Jaden. - No sé como hacer eso. - Le dijo. - Pues hablando. - Le contestó su amigo. - No se, seguro solo me concentre en hacer la tarea. - Expresó Jacobo. - Aburridoooo. - Canturreo Jaden. - Ya, déjame, intentaré hacer amigos para estar lejos de la odiosa durante el día. - Prometió. - Bueno, metas son metas, me tengo que ir ¡mañana hablamos! - Se despidió Jaden. - Nos vemos, Denden. - Se despidió Jacobo y colgó.

Después de colgar Jacobo recordó donde estaba y bufó, estaba seguro de que este no sería un año fácil.

El pueblo de los susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora