Aquel día el gallardo príncipe,
con su frente en alto,
cabalgando con gracia su caballo,
apostó a uno de sus mozos,
la cuantiosa cantidad de tres lingotes de oro,
a ver quien llegaba primero al arrollo.El mozo,
quien bajo su máscara era el diablo del abismo,
aceptó la mano del príncipe pactando así su sacrificio.Los sementales corrieron,
cómo si la vida misma dependiera de sus cascos,
el príncipe se precipitó,
su caballo pura sangre se crispó y sin aviso lo aplastó,
su alma al instante el averno la reclamó.Y el reino enmudeció, impactado,
más rápido de lo que cantó un gallo,
las disputas por el trono se alzaron,
la familia real sacó espadas y argumentos, viejas rencillas,
caprichos y promesas banales.Su prometida ¡Hay Lucrecia! que falsa mantuvo sus crueles promesas, embustera,
cómo era de esperarse la reina,
dueña de algunos terrenos más allá del río,
a su conveniencia argumentó,
que por ley ella podría coronarse como su futuro rey.Y así fue lavando las mentes de las distinguidas cortes,
cordero indefenso, con el puñal escondido lista para el matadero.
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Relatos, Cuentos Y Fábulas
Historia CortaRelatos, cuentos y fábulas. Contenido auto conclusivo. Relatos, cuentos y fábulas. 2020. © Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material por cualquier medio sin el previo y expreso consentimiento por escrito del autor.