|CAPÍTULO 10|

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Algunas semanas habían pasado desde que Percy y yo nos habíamos casado, era tolerable estar cerca de él, estaba segura que él se estaba esforzando mucho para hacerme sentir lo menos incómoda posible, sin embargo, su compañía era lo que en realidad me ponía nerviosa.

— Hola— dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla después de un extenso día de trabajo, sé que hay algunos acercamientos que no puedo evitar. No puedo evitar que me tome de la mano, no puedo evitar que me de besos en las mejillas, no puedo evitar los abrazos, a pesar de que soy muy consciente de eso no puedo evitar las ganas de llorar cada que me encuentro rodeada por él.

— Hola, ¿qué tal estuvo tu día hoy? — pregunté realmente interesada, la familia Jackson era conocida por estar en el mundo de los prestamistas y un poco con la exportación e importación de paquetes.

— Todo bien, nada fuera de lo común, excepto por mi padre parece que está enojado porque un negocio de unas tierras le salieron mal, además está siendo demasiado insistente en que firme unos documentos que no me deja leer y adicional a ello también quiere que sean firmados por ti.

—Eso es algo extraño, creo que tu padre no te habría educado bien si firmaras algo sin leer, aquello podía atarte a las cosas más inimaginables y tu serias inocente de lo que ello traería, de igual forma yo lo sería si firmara sin leer esos documentos por lo que a la próxima vez que tu padre insista en ello, podrías indicarle que si bien tu pondrías firmar, confiando en la buena fe de tu padre yo no lo haré.

— No te preocupes por eso, le he dejado muy claro a mi padre que antes de firmar cualquier documento debo revisarlo, es por el bien de nuestra vida juntos, pero si estoy interesado en saber qué es eso que tanto esconde, creo que ni mi madre sabe de qué se trata, pero se que debe ser algo muy importante como para que se vea asi de desesperado.

La conversación murió después de eso, realmente no tenia mucho mas que decir, Percy se retiró a su despacho y yo me quede en el salon, pronto se servirá la cena, por lo que he decidido quedarme leyendo hasta que nos indican que es hora de pasar al comedor; ya había tenido muchas cenas con mi esposo, sin embargo, esta estaba realmente incómoda, era como si hubieran palabras no dichas que estuvieran luchando por salir, sentía que Percy tenía toda la intención de decir algo, o tal vez era solo mi imaginación, pero no estaba segura.

La mirada que Percy me lanzó durante toda la cena me indicaba que algo lo estaba molestando, parece que solo se estaba esperando a terminar para abordar el elefante en la sala, ciertamente esta era la calma antes de la tormenta. Pronto ambos subimos a nuestra habitación, como cada noche, me desvestí en el baño con la intención de meterme de inmediato a la cama y cubrirme de pies a cabeza con las sábanas, pero mis planes se vieron frustrados al ver a mi esposo recostado en los pieceros de la cama, vistiendo sólo los pantalones de su pijama. Antes de que pudiera formular un pensamiento coherente las manos de Percy se envolvieron en mi cuerpo, dando pequeños pasos me llevó a la cama, sus labios colisionaron con los míos al igual que el día de nuestra boda.

Sus manos empieza a acariciar de arriba abajo mi espalda mientras me sostienen firmemente. Sé lo que él quiere, sé que esto es lo que los esposos hacen por lo que trato de olvidarme de la sensación de incomodidad y le devuelvo el beso, ambos caemos en la cama, por el peso rebotamos, la presión de su cuerpo sobre el mi trajo consigo los flashbacks de esa tormentosa noche.

Instantáneamente un nudo se formo en mi garganta y mis ojos empezaban a picar, traté con todas mis fuerzas de repetirme y convencerme una y otra vez que Percy no era ese sujeto, Percy es mi esposo, cariñoso, paciente, dulce y trabajador, él no era la bestia que entro a mi habitación, pero yo si era la bestia que entró a la vida de mi esposo, no le he devuelto nada de lo que medio, ni siquiera le he dicho la verdad.

L'Historie d'une Vie |Percabeth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora