|CAPÍTULO 11|

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Mi corazón latía a toda prisa, veía a la mujer frente a mí, aquella que había sido lastimada terriblemente, aquella de la que me estaba enamorando. Estaba a mi alcance vistiendo solo sus bragas, ella no tenía miedo de mi, creo que eso era lo mejor de este momento.

No había tensión en sus músculos, ni siquiera una mueca de vacilación, ella exploró mi cuerpo con auténtica curiosidad y ahora era mi turno. Pase mis manos suavemente por su piel, ahora era ella quien temblaba, recorrí sus suaves brazos, sus pechos y abdomen.

—- Percy— la escuché suspirar mi nombre, aquello me obligó a acercarme a ella para volver a besar sus labios, la  bese lentamente, cada pequeña presión estaba cargada de muchos sentimientos, sostuve su cabeza para seguir en eso mientras que lentamente nos dejaba caer en la cama.

Decidí que era momento de avanzar, me separé de Annabeth y ante su atenta mirada quite los pantalones de mi pijama, tenía claro que ante la primera muestra de vacilación de su parte esto iba a terminar ahí. Y fue como se esperaba, mi esposa por unos segundos expresó terror, por lo que pensé que lo mejor sería terminar ahí por hoy, así que empecé a ponerme los pantalones de nuevo.

—-Espera, ¿qué haces? — preguntó ella extrañada.
—Sé que no estás lista para este paso Annabeth y está bien, no hay prisa— dije.
— ¿Acaso no quieres? Te doy asco ¿cierto?— preguntó Annabeth con un nudo en la garganta.
—No— me apresuré a decir — ¿Cómo puedes pensar siquiera que algo de ti podría causarme repulsión Annie?, lo que pasa es que vi tu expresión, y aún tienes miedo, y no quiero ser yo el que lo potencie, hoy pudimos llegar lejos, tal vez en otra ocasión te sientas cómoda y preparada, realmente no tengo problema en esperar— dije tratando de borrar esas dudas de su cabeza.

—¿Sabes que pensaba hace unos momentos?— preguntó

Negué con la cabeza a lo que ella procedió a responder.

—Pensaba que ojalá besaras cada parte de mi cuerpo, cuando me besas me siento de una forma que no pensé que llegaría a sentirme algún día Percy, y realmente me impide pensar en otra persona, realmente quiero que me beses, quiero que borres la huella que ese hombre me dejó, y créeme que estoy segura de que esa expresión de miedo sería la misma que tuviera si fuera mi primera noche con mi esposo sin que nada malo me haya sucedido, no tengo miedo de ti, solo es un nervio normal por el momento.

Aquello me sorprendió un poco, pero estaba completamente a favor de besar cada parte de su cuerpo si eso era lo que ella quería, no me iba a quejar por eso, además la expresión de horror en su rostro casi se había convertido en una de súplica.

—¿Estás segura?— pregunté, quería tener total consentimiento de su parte para continuar con esto, porque aunque tenía mucho autocontrol, sabía que llegaría el momento en que no podría detenerme, y lo último que quería era hacer vivir a Annabeth otra experiencia así de horrible.

— Completamente— respondió mirándome directamente a los ojos,  ella estaba asustada, pero aún así la decisión en su mirada me dijo que ella quería esto. Me acerqué nuevamente a ella, para darle un beso antes de volver a quitarme los pantalones. Su mirada de miedo regresó, pero volví a besarla para tratar de calmarla, su cuerpo estaba tensionado basta que se dejó llevar por el beso.

Podía saborear cada fibra de su boca, lentamente volví a quedar sobre ella, estaba sobre mis codos para no aplastarla, continúe por su cuello, para luego bajar por sus pecho y brazos, quería besar cada parte de su cuerpo y así borrar o por lo menos intentar reemplazar  la sensación que ella tenía al ser tocada, descendí por su abdomen hasta llegar a su vientre, Annie enterraba sus manos en las sábanas mientras pequeños gemidos salían de su boca. Lentamente fui bajando sus bragas para dejarla completamente desnuda mientras daba pequeños besos en sus piernas.

L'Historie d'une Vie |Percabeth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora