|CAPÍTULO 7|

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Lord Percy y yo llegamos a la que se convertiría en nuestro nuevo hogar, no estaba muy seguro de lo que ocurriría de ahora en adelante,  pero algo era claro,  no tenía intenciones de dejar que él pusiera sus manos sobre mí. Gracias a mi madre pude leer libros de los cuales muchas otras personas consideraban que estaban prohibidos,  pues hablaban claramente de las relaciones maritales entre hombres y mujeres. Mi madre no estaba en desacuerdo de que leyera este tipo de temas pues en su concepto la única información que me dañaría sería la que no conociera.

No sabía cuánta experiencia podría tener mi actual esposo respecto a este tema,  sin embargo no siendo la sociedad actual,  creo que es claro que tiene más conocimiento y seguramente práctica que yo;  había conocido a Lord Percy solo con un mes de anterioridad a esta noche,  por lo que no estaba segura cómo iba a reaccionar,  seguro le parecería extraño que su esposa no quisiera tener intimidad con él en su primera noche juntos,  pero entregarme a él es algo que simplemente no puedo hacer,  hay algo que me lo impide mental y físicamente. 

Al bajarnos del carruaje caminé con pies de plomo  a la entrada de nuestra casa, era igual de grande que la de nuestros padres, con amplios jardines, la columnas parecían llegar al cielo, el fuego en los faroles amenazaba con apagarse ante las rafagas de brisa,  antes de que pudiera poner un pie adentro mi esposo me tomó de la cintura y me cargó al estilo nupcial como era la tradición.  Lo miré directamente a los ojos parecía algo emocionado por esto,  lo que me hacía sentir un poco peor, Lord Percy parecía ser un sujeto extremadamente agradable,  y estaba dispuesto a luchar para que esta relación funcionara tan bien como la relación de nuestros padres. 

Con una sonrisa dibujada en sus labios nos condujo hasta la que sería nuestra habitación,  mis manos empezaron a temblar,  mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en mi garganta,  y un nudo me impedía tragar,  realmente no quería que esto sucediera,  no otra vez. 

— Regreso en un momento— indicó mi esposo antes de dejar la habitación, observé con detenimiento la cama,  era lo suficientemente amplia para los dos,  me agarré fuertemente de los pizzeros mientras mi mente buscaba alguna forma de escapar de aquí,  el terror se empezaba a apoderar de mí,  todo mi cuerpo estaba tensionado,  y mi mente en blanco,  estaba paralizada ante la idea de que Lord Percy hiciera conmigo lo que el otro hombre hizo. 

Las náuseas regresaron a mí,  justo como aquella noche  quería vomitar,  aunque sabía que esta vez el charco de vómito no iba a  aparecer para  intentar ahogarme y acabar con mi sufrimiento.  Pronto sonaron desde afuera los pasos de Percy acercándose hacia la habitación,  debía calmarme,  debía controlarme, debía abordar esta situación lo mejor posible,  tal vez él llegue a entender esto. 

Al entrar se le veía fresco,  ya no traía puesto  su saco y su camisa tenía los primeros botones desabrochados,  en su mano izquierda traía dos copas para champagne,  y en la otra venía la botella. 

— Creo que deberíamos celebrar que la boda fue todo un éxito, honestamente pensé que algo podría arruinarla y todo se iría al demonio— comentó con una sonrisa sincera—  sin embargo estamos aquí,  en nuestra casa,  nuestra habitación,  tú y yo,  marido y mujer ahora.

La forma en que lo dijo me hizo pensar que él sí quería casarse conmigo,  lo cual era una locura porque me confesó que esto era algo que él no quería,  tal vez solamente se estaba adaptando a su nueva realidad,  y la estaba aceptando,  tal vez solo trataba de sacarle el mejor provecho a la situación,  y verle el lado positivo a todo esto; una parte de mi estaba incrédula por la buena energía que Lord Percy parecía irradiar, no era común ver a alguien cuyo matrimonio había sido arreglado disfrutar tanto de esta situación.

Me pasó una de las copas llena un poco más de la mitad de su capacidad; la sonrisa que había conocido de él se había marchado ahora sonreía de una forma diferente,  era como una sonrisa seductora incluso hasta un poco cínica la cual me hizo asustar un poco, pues por simple inercia recordé la  única sonrisa que me dio aquel sujeto esa noche desgraciadamente era muy parecida a la de Lord Percy.

L'Historie d'une Vie |Percabeth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora