|CAPÍTULO 12|

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—¡¿Cómo pudiste habernos hecho esto?! — exclamé completamente enojada, sabía que las personas eran traicioneras por naturaleza, pero siempre me habías jactado de escoger cuidadosamente a las personas que rodeaban a mi familia, pero esta vez me había equivocado terriblemente, realmente no creia haber metido la pata con nadie tanto con alguien. 

— Por favor perdóneme—suplicó Samanta mientras yacía en el suelo llorando descontroladamente, su doble juego había acabado, la había descubierto y no iba a permitir que se saliera con la suya. 

— ¿Acaso tienes una mínima idea de todo lo que provocaste?, eres una malagradecida, por tantos años hemos ayudado a tu familia y a ti, y así es como nos agradeces. Ahora tengo muy claro por qué existe el dicho de “ bien le paga el diablo a quien bien le sirve”, y es que realmente no me cabe en la cabeza como pudiste traicionarnos de esa forma, y lo peor de todo es que fue con él. — exclamé señalando la puerta como si la persona a la que me refirieras encontrar ahí. 

— Escuche— dijo Samanta mientras se limpiaba las lágrimas del rostro, esa era una tarea inútil pues más seguían saliendo e inundando sus mejillas, sin ninguna vacilación salían fluidos de su nariz de igual forma—, sé que hice mal y lo reconozco, pero no fue por mí, lo hice por mi familia, usted nos ha ayudado mucho eso no lo niego, y es más le estoy eternamente agradecida por ello, pero hace poco tuvimos una calamidad familiar y realmente necesitaba el dinero para poder apoyar a mi hermano, el señor Poseidón se enteró de mi necesidad y se aprovechó de eso. Juro por  mi alma que mi intención jamás fue dañarlos de alguna forma a ustedes y mucho a la señora Annabeth.

— Yo me pregunto,  ¿Qué esperabas que iba a suceder cuando me enteraras de que nos habías vendido a Poseidón?— pregunté mirándola desde arriba.

— Honestamente esperaba que nunca se enterara, el trabajo solo consistía en pasarle un poco de información respecto a la familia, tal vez algo sobre sus finanzas, o algo un poco escandaloso pero yo no pensé que…

— Qué Poseidón pondría públicamente a Annabeth al escrutinio, e inventaría con tu ayuda que mi hija tenía un amante para cerrarle el paso, es que ahora todo lo tengo muy claro, todo lo que ha sucedido ha sido por la mano de Poseidón, pero qué no crea que me voy a quedar de brazos cruzados al saber esto, ese hombre se ha metido donde no debe. Y tú— dije señalando a Samanta mientras que aún ella se encontraba en el suelo sin saber dónde ubicarse—tú vas a ayudarme a destruirlo; y ten muy clara una cosa si Poseidón se llega a enterar de esta conversación, debes saber que no tendrás escapatoria de mi venganza; serás tú el objeto de mi ira, así que te recomiendo confirmar lealtades, porque así como me enteré de que le espiabas a Poseidón lo que sucedía en esta casa, también puedo enterarme de que sigues teniendo conversaciones con él y comprenderé que si no estás de mi lado estás en contra.

— No debe preocuparse por eso Lady Atenea, mi lealtad está con usted y con la familia Chase.— dijo Samanta  para después ponerse de pie e inclinarse ante mí.

— Bien, porque de ahora en adelante te utilizaré mucho, serás una especie de doble espía, Poseidón no se va a enterar de que yo sé sobre su trato, puede seguir recibiendo el dinero que él te dé, sin embargo, seré yo quien administre la información que tú le pasarás a él, sé que está detrás de mis tierras y eso es algo que nunca permitiré que tenga; le enseñaré a ese marinero de quinta que no se puede meter con los Chase y salir indemne.

— Estoy a su entera disposición, usted solo debe indicarme qué es lo que debo hacer y lo haré— respondió Samanta. 

— Me alegra que lo sepas porque de ahora en adelante estás en mis manos, ahora puedes retirarte y seguir con tus labores diarias, ya te informaré cuando te necesite— indiqué condescendientemente, a lo que Samanta decidió irse. 

L'Historie d'une Vie |Percabeth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora