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-Pues, el sábado que viene, tengo uno. -Dije yo sonriendo.

-Iré. -Respondió él.

La noche siguió tranquila, habíamos terminado de cenar y ahora íbamos para la Masía, juntos.

-¿Tienes frío? -Me dijo él mientras se quitaba la chaqueta.

-No me la des. Sino vas a pasar frío tú. -Dije yo.

Pero él insistió y terminé poniéndome su sudadera.

-Gracias. -Dije.

-Tenemos un tema pendiente, ¿no crees? -Me dijo él refiriéndose a lo que pasó en aquella aula.

-¿Para ti significó algo? -Dije yo, con miedo de su respuesta.

-¿Para mí?. -Hizo una pausa. -Para mí sí. -Dijo y yo sonreí un poco. -¿Y para ti? -Me preguntó.

-Para mí también. -Dije yo un poco tímida y él sonrió.

Esa sonrisa cualquier día me va a matar...

-Pero mujer, no seas tímida, que ya hay confianza. -Dijo él riéndose mientras me rodeaba con un hombro mientras caminábamos.

Llegamos a la Masía y cada uno se fue para su habitación, yo le devolví la sudadera.

Héctor:

No podía estar más feliz. Por fin había "conseguido" a la chica que llevo queriendo desde que llegué aquí.

Y que para ella también significara algo aquel beso, me quitó una preocupación de encima.

Natalia:

Me desperté y me preparé para ir a clase. Llegué un poco tarde, como de costumbre.

Me dirigí a mi sitio y vi que Héctor no estaba.

-¿Por qué no ha venido Héctor? -Me giré para preguntarle a Pau, que estaba sentado en la mesa de atrás.

-Está malo, le duele la cabeza. -Dijo él.

EN EL MISMO PISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora