EN EL MISMO PISO

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Natalia:

Me despertó mi padre gritando para que me levantara y me preparara para ir al instituto.
Allí no tenía muchos amigos,como era lógico, aunque a pesar de que me conocían un poco porque de vez en cuando jugaba en el primer equipo del Barça Femenino, nadie se acercaba a mí. La verdad me era indiferente, me daba completamente igual.

Una vez terminaron las clases fui a recoger a mi hermano del colegio y nos fuimos para casa de mi padre. Tenía una copia de las llaves así que entré y escuché a mi padre hablando por teléfono.

-Si, María aún así se tienen que quedar un poco más. Necesitan pruebas y el juicio es dentro de tres semanas. -Dijo mi padre al móvil, que al parecer estaba hablando con María, mi madre.

-Oh, hola chicos, no me había dado cuenta de que habíais llegado.-Dijo éste soltando el móvil y andando hacia nosotros.

-Hola.-Respondió mi hermano.

Terminamos de comer y me encontraba recogiendo la mesa.

-Cariño, necesito que me hagas un favor.-Me dijo mi padre llamando mi atención.-Necesito que asistas a un juicio y digas cosas razonablemente buenas sobre mí. -Soltó de golpe.

-¿Cómo?¿En un juicio?¿Por qué?¿Qué has hecho y por qué te han mandado a juicio?-Dije sin entender nada.

-Cariño,eso ahora mismo no te lo puedo decir. El juicio es en unas semanas, vete preparando un buen discurso.-Volvió a decirme.

-No pienso hacer eso.-Dije firme.

-Lo va a hacer.

-No, no me puedes obligar.

-Soy tu padre.

-Un padre que me abandonó cuando tenía siete años.

-Cariño.

-No me llames así. Solo querías que viviéramos Miguel y yo aquí para que no te metieran en la cárcel, ¿no?

-No digas tonterías.

-¿Tonterías? Parece que no has dejado de drogarte...

Su mano impactó con fuerza en mi cachete cuando dije eso.

-No vuelvas a decir gilipolleces, vosotros me poníais de los vosotros.

-¿Nosotros?

No podía aguantar mis lágrimas.

-Sí, tú y tú madre.

-Ja, paso.

Salí de la cocina y cogí a mi hermano del brazo.

-No salgas por eso puerta.

-¿Y si no qué?

-Natalia. Os vais a quedar lo que queda del tiempo acordado, que son dos meses.

-¿Para qué?¿Para mentir? No me puedo creer como mamá nos ha hecho esto.

Mi padre cogió a mi hermano del cuello y lo tiró al sofá, después vino hacia mí y me cogió de la mano para llevarme a mí habitación, una vez allí me encerró con llave.

Rompí a llorar. Hacia años que no tenía ni idea de mi padre y ahora mismo estaba viviendo una pesadilla con él. Prefería tenerlo a kilómetros de mí.
Se me partía el alma con tan solo ver a mi hermano pequeño Miguel teniendo que ver estas actitudes de lo que se le podría llamar figura paterna el cual ni si quiera le ponía cara.