After Stars and Raindrops | Chanmin

Capítulo 20

La parte izquierda de la cama estaba vacía. Seungmin sintió un gran pesar en su pecho.

Chan no sería capaz de mirarlo a los ojos después de la noche anterior. Se sentía completamente culpable; había arruinado todo. Había cruzado toda
línea posible. Se sentía un idiota y por eso había huido de él, debido a la culpa y a la pena.

—Buenos días.

—¿Qué haces aquí?

Con una cara adormilada, Felix entra a su oficina cargando un café que parece comprado en la cafetería de la vuelta. Su cabello está suavemente despeinado, Chan puede jurar que se despertó hace quince minutos.

—Vengo a hacerte compañía porque un pajarito me contó que pasaste la noche en su nido y quiero saber qué se te pasó por la cabeza para hacer eso.

Suspiró, sentándose frente a él. Chan dejó caer sus hojas y suspiró.

—No pensé que Seungmin te lo contaría.

—Me llamó llorando.

—¿Q-qué?

—¿Cómo pensaste que iba a reaccionar? Hace... no sé hace cuánto pero no hace cosas así. No desde que terminó con Minho, que yo sepa. Y estuvo contigo, que eres el ser más dulce de todos, especialmente con él —Felix suspiró—. ¿Cómo crees que reaccionaría al levantarse solo después de eso?

—No lo consideré. Solo... solo pensé en huir.

—¿Le dijiste que te gustaba?

—No, no quise arriesgarme —suspiró. Felix puso los ojos en blanco—. O sea, sí. Tuvimos sexo y fue genial pero... no pensé que sería buena idea decirle lo que sentía. No cuando piensa en Minho.

—A veces eres tan idiota que me sorprendes.

—¿Qué se supone que significa eso?

Felix saborizó su café y lo miró fugazmente.

—Hay cosas de las que debes darte cuenta solo.

—Eso no me sirve para nada, ¿sabías?

—No puedo decírtelo, amigo. No cuando ni siquiera Seungmin es capaz de saberlo.

Chan ahora sentía la completa frustración de no ser capaz de mandarle un mensaje. Como el cobarde que se consideraba, miraba el teléfono sobre su mesa pensando qué debería hacer. ¿Cómo debería empezar la conversación? Tenía miedo que Seungmin, con su carácter y personalidad, lo mandara a la mierda.

Se culpaba por haberse ido y ni siquiera se iba a justificar.

—No pensé que ibas a aparecer.

En un ataque de locura, tomó su auto y condujo hasta su casa. Es de noche, hace frío y Seungmin lo mira desde la puerta con los brazos cruzados. Chan espera que nadie, a demás de él, quiera salir del edificio para interrumpirlos.

Siente su rostro arder y esos estúpidos nervios que lo hacen ponerse tímido. Admite que si tuviera una copa de alcohol sobre su sangre, estaría hablando como si nada. Pero tampoco puede decir que Seungmin es como alguien cualquiera.

—Lo siento mucho.

—No tienes que disculparte. No era tu obligación quedarte —se dió vuelta, caminando lejos. Chan lo siguió torpemente.

—No debí haberme ido, no eres una persona cualquiera para eso —dijo apenado. Seungmin llegó al ascensor y lo observó subir—. Eres mi amigo y fui un idiota por dejarte.

¿Amigo?

—Está bien.

En el apartamento de Seungmin, Chan se queda sentado incómodo mientras él sirve dos tazas de café.