Capítulo 23

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Los días lluviosos siguen en Corea. Realmente el clima es un asco.

¿Hace cuánto Seungmin está tirado en su cama? No lo sabe. Le ha dicho a su supervisor que se ha enfermado de una horrible bronquitis y con un falso certificado que su primo le mandó por mensaje ya que es médico, ha podido faltar. No tiene ganas de nada más que observar la lluvia caer contra la ventana.

Solo espera morir pronto en ese estado de tristeza en el que está, abrazado a sus mantas y sin su corazón.

—¡Santo cielo, vaya lluvia!

Pero no puede, por suerte no se inmuta cuando alguien grita adentro de su casa. La puerta se cierra y se escucha un paraguas cerrándose.

—¡Señor tristeza, ¿sigues vivo?!

Yang Jeongin es la persona más molesta del mundo. Seungmin suelta una lágrima y sigue mirando por la ventana, ni siquiera puede pensar en algo más que en la basura de persona en la que se ha convertido.

—Oh, sigues ahí.

Jeongin suspira al verlo tirado en su cama. Rápidamente se acerca a él y se sienta a su lado, ganándose vagamente una mirada.

Su amigo ha crecido tanto. Todavía recuerda salir de la escuela con él e ir a comer helado por más que la madre de Jeongin no los dejara. Recuerda ayudarlo a estudiar junto a Changbin y Felix, también llorar con él cuando se graduó y buscarlo afuera de la universidad su primer día.

—¿Sigues con el corazón roto, Minnie?

Preguntó suave, con una sonrisa bonita y acariciando su cabello. En silencio siguió llorando, sintiéndose consolado débilmente como si de un padre se tratara. Se siente tan mal que realmente cree que va a morir del dolor.

—Sabes... —Jeongin respiró hondo—. Nunca pensé que tendría que volver a consolarte por la misma persona. Pareciera que volvieron a dejarte con el corazón en las manos —Seungmin lo mira, ni siquiera puede hablar—. Eres tan bueno que pusiste por encima de ti a todos. Y a pesar de eso, la única vez que hiciste lo contrario, te sigues culpando.

Cortamente le había explicado qué había pasado. Jeongin lo comprendió al instante y lo iba a visitar todos los días desde eso.

—Y hoy... hoy me pregunté: ¿Realmente Kim Seungmin merece todo esto? —El hombre negó—. Nop, no se lo merece y aún así, se queda así. Acostado, llorando, triste.

—¿Qué más puedo hacer?

Susurra con los labios secos. Jeongin le sonríe tristemente.

—Puedes quedarte acostado, Minnie. Y puedes llorar todo lo que quieras. O puedes levantarte y pensar cómo hacer para volver a tener tu vida.

—¿Qué sentido tiene? Minho y Chan me odian.

—¿Minho te dijo que te odia? —Seungmin negó—. ¿Y Chan?

—Tampoco.

—Eso es suficiente para que lo intentes —tomó sus manos y tiró de él, sentándolo. Seungmin sorbió su nariz—. Solo habla con ellos y si ya después de eso no te hablan, bien por ellos y bien por ti que lo intentaste. Pero no te quedes así porque no solucionarás nada.

—Solo... —respiró hondo—. No quiero llorar más.

—Y yo no quiero vivir más pero mírame, ¡estoy aquí sentado! —exclamó sarcástico. Seungmin rió apenado—. ¡Eso, ricitas! Tenemos que intentarlo y si lloras, yo estaré aquí... Y Felix y Bin tambié, que en diez minutos llegan así que tenemos que arreglarte para que no les dé un infarto al verte.

After Stars and Raindrops | ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora