Se supone que debería desearle una vida hermosa a Minho; debería velar por su felicidad porque a pesar de ser su ex pareja, también fue su amigo de toda la vida. Sin embargo es egoísta y Seungmin no puede superarlo, no encuentra ninguna forma y tamp...
Chan estaba muy nervioso. No diría que casi como siempre pero la estaba pasando muy mal.
Era peor que siempre, en realidad. ¿A quién quería engañar?
Seungmin había aceptado su invitación al partido de béisbol. Y como era de noche, pensó en llevarlo a comer algo después. Limpió su auto y luego se bañó él, ¡incluso fue a cortarse el cabello! Quería que esa noche fuera la mejor de todas ya que tenía pensando exactamente qué decirle a Seungmin.
Y era algo fácil: Que nunca nadie lo había flechado de esa manera, que estaba completa y tontamente enamorado de él y que, por favor, le diera una oportunidad. Chan se creía capaz de sacar a Minho de su cabeza.
Respiró hondo y subió al auto. Realmente quería que las cosas, solo por esta noche, salieran bien.
Seungmin estaba igual de nervioso que él, o quizás un poco peor.
Y todo por culpa de Hyunjin.
La cosa fue así: Seungmin había ido a la casa de Felix a tomar té y comer galletas que su amigo había preparado con todo el amor del mundo. Jeongin dijo que iría pero se había visto complicado por la universidad, así que terminaron siendo solo ellos dos. Changbin directamente no podía por el trabajo y ya se quedaban sin amigos para nombrar, porque Chan, definitivamente, sería el tema de conversación.
Entonces estaban muy tranquilos sentados en la «cocina» (Y se dice entre comillas porque la cocina y la sala de estar es uno mismo). Felix y Seungmin reían, hablando de todo.
Hasta que Hwang Hyunjin llegó con una sonrisa y una bolsa que delataba que había gastado un poco de su sueldo en una tienda de marca. Tenía la llave de la casa de Felix porque ellos iban muy en serio con eso de una relación.
—¡Amor, hablé con Chan y me dijo que estaba muy seguro de confesarse esta noche a Seungmin!
Y claramente, casi se desmaya al ver al chico sentado ahí.
Entonces por eso estaba muy nervioso.
¿Qué se supone que tenía que decir? Sentía mucho por Chan, no lo iba a negar. Quizás incluso habían posibilidades de haberse enamorado de nuevo después de Minho, sin embargo temía que su cabeza le jugara una mala pasada y lo hiciera estar con Chan para olvidarse de su ex. Prefería morirse antes que lastimar al lindo pelinegro.
Suspiró cuando escuchó el timbre de su casa. Tendría que bajar a abrir la puerta y él todavía no se sentía completamente preparado. Ni siquiera creía estar bien vestido por más que las camisetas blancas y los pantalones holgados sean su ropa favorita de usar.
Se echó perfume, tomó sus cosas y asintió, intentando confiar, mínimo, en él mismo.
Cuando llegó a la puerta, sintió otra vez los horribles nervios que se mezclaron con las mariposas de antes. Su mano tembló antes de girar la llave y abrir la puerta.
¿Y si arruinaban todo otra vez? ¿Y si se ponía nervioso? O más de lo que estaba, mejor dicho. Muchos pensamientos comenzaron a pasar por su cabeza, temiendo dar aquél paso para abrir. ¿Tecnicamente abriría la puerta de su vida si hacía eso? ¿Tan metafórico estaba sonando? Se iba a desmayar.
Bueno, Chan es un buen chico. Claro que lo es. Es divertido y sabe escuchar, le gusta lo mismo que a él pero sus personalidades son diferentes, sabe cómo actuar ante su pánico o cómo hacerlo reír para no estar mal. Sus abrazos son cálidos, al igual que su risa y su sonrisa; tiene esa bonita forma de ser que lo hace querer conocerlo más, porque pareciera que es una caja llena de misterios. Y misterios de todos los tipos.
Chan es como un algodón de azúcar. Es dulce y todos quieren uno. ¿Es normal que sea así? ¿Realmente existen las personas así? Seungmin nunca tuvo fé de encontrar a alguien como él, ni siquiera llegó a pensar que Minho sería mejor que él, porque incluso su ex actuaba como persona normal; sin embargo, Chan parecía un ángel. Tenía paciencia y un gran corazón, siempre lo cuidaba de todo. ¿Por qué era tan lindo?
Lo bien que se sentía escucharlo hablar y hablar de esas cosas que le gustaban. Chan parloteaba cuando tenía mucha energía y cuando estaba cansado o se sentía tímido, reía y no lo miraba. Esos detalles derretían su desgastado corazón, que pareciera que, conforme pasaba más tiempo con él, este se sanaba más.
Suspiró.
¿Eso significa a que lo amaba?
Decidió dejar su cabeza a un lado y negó intentando librarse de los pensamientos. Cuando se sintió listo, giró el pomo de la puerta y la abrió.
—Hola, Cha... ¿Minho?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
