Forty-nine

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Forty-nine;
── Secretos. ──


Se sentía cansado y, al mismo tiempo, ligero como una pluma. Apenas podía mantenerse de pie debido a los constantes mareos que sufría; sin embargo, estaba jodidamente feliz por ello.

¡Todo estaba dando resultados!

Hace unos minutos se había escabullido de algunos compañeros haciéndoles creer que prefería comer en un largo tranquilo y no podía compartir el receso con ellos por la misma razón. ¿Era un mentiroso? Sí, hoy no tenía la fuerza mental para lidiar con preguntas molestas cuando nuevamente no probara nada de su bandeja. La excusa "no tengo hambre" deja de funcionar tras la quinta vez que la usas.

Miró a su alrededor de forma casi desesperada en busca de un tacho de basura pero no había ninguno. Apretó con fuerza la bandeja en sus manos, sin intenciones de descubrir lo que el señor de la cafetería le había servido esta vez, temía perder todo su progreso si sucumbía ante este pequeño deseo.

Debía deshacerse de esto rápido. Sin prestar atención y asumiendo que todo el mundo estaba en la cafetería, giró abruptamente en un pasillo. Primer error. En una fracción de segundo chocó con alguien, al parecer la otra persona venía coriendo, y los dos cayeron al suelo.

La bandeja, después de rebotar un par de veces, derramó su contenido por todas partes. Al menos ya no tenía que preocuparse por eso.

── Lo lamento--

La persona se disculpó y de inmediato reconoció quién era. Al parecer al otro le sucedió lo mismo ya que sus ojos se abrieron de la sorpresa.

── ¡Quackity!

── ¡Sapnap!

Sapnap sonrió ampliamente y se levantó del suelo. El de gorra no dudó en extenderle la mano para que lo ayudara a levantarse. Una vez de pie, tardaron más de lo habitual en soltar su contacto, lo que hizo que el ambiente se tornara incómodo.

Sapnap, intentado no mirarlo, dirigió su atención a la comida esparcida en el suelo.

── Mierda...

Sapnap hizo una mueca, casi como si se sintiera culpable y eso lo molestaba. De pronto sacó un billete de un dólar del bolsillo de su pantalón y lo extendió en su dirección.

── Lo siento, comprate otra cosa.

── No necesito tú dinero.

Habló a la defensiva y, ahora, recordaba bien por qué lo había estado evitando en los últimos días.

── Los humanos necesitamos comer, ¿lo olvidas?

A pesar de que Sapnap lucía enfadado, era evidente la preocupación en sus ojos.

Quackity apretó los puños. Sus sentimientos no lo conmovían en lo más mínimo, todo lo contrario, solo hacían que se arrepintiera habérselo contado. Era un pendejo, ¿por qué había abierto la boca? ¿por qué pensó que Sapnap lo seguiría tratando como siempre? Todo había cambiado; cuando lo miraba, solo podía notar la lástima que sentía por él. Era humillante.

── Quackity, ¿al menos has desayunado hoy?

Tuvo que reprimir una risa.

── ¿Quién eres? ¿Mi madre?

── ¡No! ¡Soy tu novio y me preocupo por ti!

Sapnap levantó la voz, estaba perdiendo la paciencia. Por suerte como no había nadie cerca para escucharlos, no había problemas.

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⏰ Última actualización: May 08 ⏰

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¿𝘠𝘢 𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘺 𝘵𝘶 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘰? #𝙡𝙪𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora