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Al siguiente día por la mañana. Ambos se fueron de su habitación, Jungkook dejó a Jimin en la puerta de su casa, hablando un poco aún en el auto, junto con varios intercambios de besos.

—Vendremos por ti a las 7:00 de la noche, debes tener listas tus cosas a esa hora, amor —habló en voz alta, asomando su cabeza por la ventana del auto.

—Estaré listo, cariño —le guiñó un ojo y lo despidió con un gesto con la mano.

Jungkook le sonrío por una última vez antes de poner en marcha el motor e ir a por su pequeño a casa de Taehyung.

Cuando el pelinegro estaba poniendo la llave en la cerradura de la entrada a su casa, desvió su mirada al rosal que tenía a un lado de su puerta, donde lo había dejado Jungkook, justo ahí.

"Entonces, ese rosal que te di... mañana que Jungsoo y yo te iremos a visitarte por la tarde, si ese rosal está plantado en tu casa, es un no para mí. Pero si sigue tal como te lo di, es un sí, porque lo compré pensando en que podríamos plantarlo juntos en nuestra casa, los tres."

Mordió su labio inferior al recordar las palabras de su novio, las palabras que le había dicho la noche anterior, y con el sentimiento que los decía. Jungkook de verdad lo consideraba en todos sus planes futuros, y eso lo hacía sentir bien, Jungkook de verdad lo quería, de eso no había duda alguna, pero cada que lo recordaba con el mínimo gesto, era inevitable no sentirse el más afortunado porque al fin había encontrado al hombre por el que tanto esperó, el hombre por el que él tuvo que pasar por varios patanes, y pensar que probablemente el amor no era su fuerte, que nadie lo amaría con la misma intensidad que él podía hacerlo, que nadie lo querría por varios años, por el resto de su vida. Que nunca podría formar un familia, porque nadie era capaz de amarlo con todo su corazón, genuinamente, sin esperar nada más a cambio, nada más que el amor recíproco en ambos.

Y eso, es lo tenía con Jungkook.

Así que entró a su casa, con la sonrisa boba de un completo enamorado. La cara que ponía con los recuerdos de Jungkook.

[ . . . ]

Jungkook guardaba la mochilita de Soo en la parte trasera de su auto, ponía una cobijita y una almohada en los asientos de atrás por si su pequeño quería dormirse en el camino, como era de costumbre, pero como sería un poco tarde y haría frío, prefería tenerlo lo más cómodo posible.

Subió y a los pocos minutos ya bajaba con un pequeño saltando animadamente a su lado. Jungkook lo llevaba de su manita, llegando al auto, lo cargó y sentó en su sillita. Estaba terminando de abrochar su cinturón.

—¿Papi Mimi va a venir?

—Sí, cariño —respondió aún abrochando el cinturón.

Algunas veces podía ser muy difícil para él, aparte de que ahora un poco más debido a sus manos temblorosas por la respuesta que tendría al llegar a casa del pelinegro.

Sabía que era un tema delicado, uno no puede dejar su casa atrás e iniciar la vida en otra con una persona, sin embargo Jungkook quería hacerlo y esperaba con toda su alma que Jimin igual. Y también, que si decía que no —lo cual era una respuesta muy válida y entendible para él— no era porque no lo amara, claro que no, sino porque es un cambio drástico en su vida.

Jungkook seguía sin poder abrochar el cinturón, Soo le quitó sus manos y lo tomó con ambas manitas, abrochándolo él solito. Jungkook suspiró, y recargó su cabeza en el marco de la puerta del auto.

—¿Por qué te hacen así las manos, papi? ¿Tienes frío? —giró su cabecita hacia Jungkook.

Jungkook sonrío por la linda inocencia de su pequeño hijo. Cuánto lo amaba.

sweet little creatures 𐙚 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora