"Que nadie le diga lo que tiene que hacer a alguien que ya ha decidido cuál debe ser su destino." - Proverbio árabe
"¡Apártate, no protejas a esa perra! ¡Los mataré a los dos!"
"Su majestad, tranquila, por favor, regrese."
Pronto se escucharon pasos apresurados y la voz del mayordomo Balfy. "Su Real Majestad, aquí. Tomé esto, por favor." El anciano atendió a la histérica reina. Aedan nunca supo que le dio, pero sabía que Balfy era el único que podía calmar a su madre en ese estado.
Balfy era el único sirviente humano en todo el Sexto Palacio Real, era un hombre de tercera edad, de cabellos blancos y rostro delgado, que ocupaba el puesto de mayordomo desde que Aedan tenía uso de razón. Era fiel servidor de su madre, por lo que Aedan sabía, la acompañaba desde antes de que Zeyneb ascendiera a Reina.
"Lleven a Su Majestad a sus aposentos, con mucho cuidado." ordenó el anciano a los droides que sostenían a la Reina. Después de tomar la medicina, el rostro de Zeyneb estaba relajado y su mirada perdida, su cuerpo mismo flácido, ser sostenida por los droides era lo único que impedía que cayera al suelo.
Aedan fue liberado del agarre de hierro de Warrehn y miró como se llevaban a su madre con pesadumbre.
"En nombre de Su Majestad, la Reina Regente Zeyneb 'shni' Waari, les pido disculpas, Altezas." Balfy hizo una profunda reverencia, su espalda perfectamente recta pese a su avanzada edad.
"Está bien, Balfy, no tienes que hacer esto, por favor." Aedan se apresuró a ayudarlo a incorporarse. Ver a un anciano de cabello blanco inclinarse ante él difícilmente podía hacerlo sentir mejor, sino más bien lo contrario.
"Su Majestad no se encuentra bien en este momento, les pido me disculpen altezas, tendré que retirarme a supervisar que sea atendida adecuadamente."
"Esta bien, Balfy. Por favor mantenme informado."
Con un asentimiento respetuoso, el mayordomo se marchó.
Un pesado silencio se instalo una vez que el mayordomo se fue. Aedan no sabía que decir, ni como debería sentirse al respecto.
"Gracias." musitó en voz baja.
"No fue nada." dijo Warrehn "¿Te encuentras bien?"
Aedan asintió, y de repente recordó que su madre había estado aventando cosas. Se dio la vuelta de inmediato para ver la espalda de Warrehn.
Había una mancha de sangre en su omoplato. "¡Dios mío, estás herido!" exclamó llevándose las manos a la boca.
"¿Eh?"
"Vamos adentro, tenemos que curarte de inmediato." sin pensarlo dos veces Aedan tiro de él hacia el castillo.
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"Hssss" Warrehn encogió la espalda.
"¿Te duele mucho? Lo siento, trata de resistir" Aedan continuó aplicando la medicina con cuidado.
Warrehn había tenido que quitarse toda la ropa de la parte superior del cuerpo, lo que lo dejaba en unos simples pantalones de mezclilla. Aedan estaba concentrado en tratar su herida, y no mirar nada más. Aunque era una herida pequeña, Warrehn se la había hecho por causa suya así que se sentía responsable.
Warrehn giro la cabeza y miró a Aedan, pequeñas gotas de sudor se acumulaban en sus cienes, tenía el ceño fruncido y sus bonitos ojos miraban con concentración su espalda, al estar ligeramente inclinado hacia delante una delicada clavícula era visible. Warrehn tragó grueso, de repente sintiéndose muy sediento.
La escena era muy armoniosa y la atmosfera era bastante buena, Warrehn se preguntó cuál sería la reacción de Aedan si él se diera la vuelta y lo besara. Aunque sabía que dicha acción pondría en riesgo su elaborado plan estaba muy tentado.
Pasaron unos minutos y justo cuando el autocontrol de Warrehn estaba a punto de romperse, se escucharon unos pasos acercándose.
Aedan y Warrehn miraron al recién llegado al mismo tiempo. El Rey Räeesar era alto, tenía un rostro afilado, con pómulos altos, y misteriosos ojos heterocromáticos, llevaba el cabello color rubio sucio atado en una coleta alta, un bisht negro con bordados dorados en las mangas y cuello no lograba ocultar la forma musculosa de su cuerpo, llevaba joyas en las manos, los dedos y el cuello, como era costumbre de Zicur.
Warrehn no podría decir si estaba enojado o agradecido por la interrupción cuando estaba a punto de arruinar su plan, pero definitivamente la presencia de Räeesar le desagradaba.
"Räeesar, viniste." Aedan fue el primero en hablar "¿Cómo salió todo?"
"Muy bien, logré cerrar un trato beneficioso con los Isunaty"
"Me alegro mucho." Aedan sonrió
"¿Y tú... qué estás haciendo?" preguntó Räeesar finalmente, mirando entre Aedan y Warrehn.
"No sabía que el Rey Räeesar tenía problemas de visión. Puedo reservar una cita para usted en el centro medico del Núcleo Central, seguramente le ayudaran con el problema." Warrehn dijo.
"¡Warrehn!" reprendió Aedan.
"¿Qué? No es obvio que padece ceguera, cualquiera puede ver que me estas aplicando medicina." Warrehn se encogió de hombros.
Los labios de Räeesar se aplanaron. "Aedan, una palabra." dijo y se dirigió a la salida.
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"¿Qué sucedió? ¿Por qué está él aquí?" cuestionó Räeesar una vez estuvieron en otra habitación.
"Insistió mucho en venir, no pensé que habría nada de malo en traerlo una vez, después de todo eres consiente de su situación." explicó Aedan "Luego... hubo un pequeño problema en le jardín, y el resultó herido por mi culpa."
"¿Por tu culpa?" Räeesar frunció el ceño.
"Yo era el que habría resultado herido si él no hubiera intervenido."
El entrecejo de Räeesar se frunció aun más. Él no se consideraba alguien irracional, podía entender lógicamente lo que Aedan le estaba diciendo, pero de todas formas no se sentía cómodo con ello.
"Aedan" llamó suavemente "sabes que soy un hombre compresivo y una de mis mayores virtudes es la paciencia, pero como todos, tengo un límite. La persona que está en la otra habitación, medio desnuda, es tu ex compañero de unión, a quien te negaste a renunciar por muchos años, ¿cómo quieres que me sienta?" había una profunda tristeza en los ojos de Räeesar, y Aedan se sintió la peor persona del mundo.
Es cierto que Warrehn estaba enfermo, pero también es cierto que ellos ya no tenían nada que ver, él lo había dejado. Ahora estaba con Räeesar por elección propia, lo mínimo que podía hacer era no hacerlo sentir inseguro de ninguna forma.
"Lo siento, Räeesar."
"Está bien, solo pon un poco más de distancia." Räeesar lo abrazo y Aedan le devolvió el abrazo, pero por más que intento relajarse, su mente seguía pensando en los fuertes brazos que lo envolvieron en el jardín no hace mucho, brazos que no eran de Räeesar.
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|MUY DESPRECIADO|
Fantasy- "Estoy muy orgullosa de ti, cariño. En el futuro serás el Rey Consorte del Quinto Gran Clan. Recuerda, debes hacerlo bien." Fue lo que le dijo su madre, la Reina Consorte Zeyneb 'shni' Waari, cuando tenía 7 años. ... - "Ah, estoy tan decepcionad...