Capítulo 11

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SAM

Buena lectura!

Por qué la gente insiste en llamarme Samanan, nunca lo sabré, pero en el momento en que me nombran, me pongo de pie de un salto y trato de huir rápidamente del mundo antes de que pueda sumar dos más dos.

Lo último que quiero es que Mon Parker obtenga más información sobre mí. Creo que no le dijo a nadie que el viernes me vio aquí, su respuesta, fingiendo no saber de lo que hablaba fue una prueba más que suficiente de que está guardando mi secreto, pero eso no significa que quiera que sepa cualquier otra cosa.

Especialmente no mi nombre. Dios, ¿por qué tenía que llamarme Samanan? Ahora lo sabe y es otra cosa que tendré que asegurarme que no se le escape. Ni siquiera Charlotte lo sabe y hace años que es mi amiga.

Dándole las gracias antes de alejarme, no sé qué demonios fue eso. No agradezco a nadie por nada, pero aquí estoy, por segunda vez en el día, haciendo exactamente eso.

La verdad es que me hizo reír e incluso me hizo olvidar dónde me encontraba durante unos minutos aun sabiendo que solo es otra idiota con necesidades especiales, estoy agradecida por ello.

Dios, soy un puto desastre. Independientemente de lo que el doctor me ha hecho la última vez que estuve aquí, obviamente se ha metido en mi cerebro. Conversar con Mon de todas las personas es simplemente incorrecto.

No es algo que haría.

Así que, ¿por qué demonios me gusta tanto?

―¡Sam! Me alegro de verte. Tengo que admitir que después de la semana pasada, no estaba seguro si te vería de nuevo por aquí.

Bueno, ya somos dos.

―¿Es tan obvio que no quiero estar aquí?

―No, en absoluto. ―Sonríe y algo en ese gesto es diferente a la última vez que estuve aquí. Esta vez no me recuerda a mi padre. Es una sonrisa que me hace sentir seguridad en lugar de miedo.

―Si te sientes cómoda, me gustaría continuar donde lo dejamos el viernes.

―Bueno.

―¿Estás realmente bien, Sam?

Realmente no estoy bien y estoy segura de que lo supo por la forma en que mi voz se quebró al responder, pero no hay vuelta atrás. Si me hacen venir hasta aquí y espera respuestas, también podría dárselas. No es como si algo de lo que diga saldrá de aquí de todos modos.

Realmente aquí estoy a salvo.

―Sí. ―Asiento mientras me siento frente a él, notando la falta de la libreta que estaba en su regazo la última vez―. ¿Dónde está su libreta?

―Estoy buscando un enfoque diferente para esta sesión. No habrá libreta esta semana.

―Bueno.

―Así que dime, ¿cómo estuvo tu fin de semana?

Gracias a Dios, una pregunta fácil. No entrará directamente en el tema difícil.

―Aburrido, pero siempre es aburrido.

―¿No saliste e hiciste algo divertido?

―Defina diversión.

―¿Por qué no me cuentas cuál es tu idea de diversión?

Maldita sea. Ahí está. Me hace otra pregunta capciosa. Estoy muy muy segura que sabe cuál es mi idea de diversión, al menos lo que me resulta divertido en la escuela así que, al preguntar esto, quiere que admita la mierda que hice. La mierda que me trajo aquí para empezar.

―Me gusta ir a pasear.

―¿Por dónde paseas?

―Por el parque en su mayoría, a veces bajamos hacia la parte de los juegos de barras con Charlotte y las otras chicas y solo jugamos allí, escalamos, nos colgamos de ellas, ese tipo de cosas.

―¿Qué más haces para divertirte?

―Ya sabe, ¿por qué se molesta en preguntar?

―No estoy seguro a qué te refieres.

―La razón por la que estoy aquí. Sabe que mi idea de diversión es someter a las chicas con retraso de la escuela; disfruto al quebrantarlas y lastimarlas. Así que, ¿por qué siquiera se molesta en preguntar? Quiero decir; eso es lo que quiere escuchar, ¿verdad?

No quiero reconocerlo, pero la forma en que me sentí al decir todo eso, me produjo un malestar en el estómago. Admitir la verdad debe provocar este tipo de reacción, ya que no es algo que haya experimentado antes.

―Dime algo.

―¿Qué?

―Te estremeciste cuando admitiste que lastimabas a las chicas en la escuela. ¿Por qué?

Mierda. Me atrapó. La sensación de malestar que sentí, me hizo reaccionar físicamente y ni siquiera me di cuenta. Maldición. Ahora sí analizará cada uno de mis movimientos.

Tiempo de desviar el tema.

―No sé de qué habla.

―Bien. Dejaremos eso. ―Se detiene, toma un respiro antes de continuar―. Tienes razón. Sé lo que haces durante tus horas en la escuela, pero no intentaba lograr que lo admitieras. Lo hiciste todo por cuenta, lo que me dice mucho.

―¿Oh, sí? ¿Qué le dice?

―A pesar de que estando consciente sabes lo que haces a tus compañeras, todavía necesitas desahogarte. Lo que me dice que, en algún nivel inconsciente, no estás tan bien con eso como pareces pensar.

―Se equivoca.

―Explica por qué piensas eso.

―Si no estoy de acuerdo con eso, ¿por qué lo haría en primer lugar? Si no quisiera meterme con ellas, herirlas, entonces no lo haría. Es así de simple.

―No lo creo.

―Muy bien, entonces es su turno de explicarse.

―Basado en lo que aprendí de ti cuando estuviste aquí el viernes, creo que hay algo más que tú disfrutando de torturar a tus compañeras de estudio.

¿Que aprendió sobre mí? Apenas hablamos de nada la última vez que estuve aquí. Me quebré ante él bastante rápido y escapé de allí tan rápido como mis piernas pudieron moverse.

No puede saber tanto de mí como piensa. Es imposible.

―Si me conoce tan bien como piensa, ¿por qué cree que lo hago?

―Después de lo que viviste cuando eras niña con tu padre, el dolor que sentiste en sus manos, del tipo que un niño nunca debería sentir, lo diste vuelta y decidiste proyectarlo en tus compañeros de escuela en lugar de en la persona que más se lo merece.

―Incorrecto. Dios, no tiene ni idea. ¡Se lo hago a la persona que más se lo merece!

Estoy gritando y no reacciona en absoluto. Su rostro aún sigue siendo inexpresivo mientras me observa perder el control frente a él. ¿Por qué no reacciona? Me dice que lo que hago está mal y, ¿tengo que aceptarlo? ¿Por qué no dice nada? Dios, el silencio me está matando.

―¿Quién piensas que se lo merece más?

Sujetando mis mangas, subiéndolas lentamente hasta que se ajustan en torno a mis hombros, levanto los brazos frente a él, mi rostro inexpresivo, pero mi cuerpo comienza a temblar ahora bajo el peso de lo que estoy por hacer. Es algo que nunca he hecho antes, pero como quiere saber, le mostraré mierda hasta que se aparte con disgusto.

―¡Yo, está bien! ¡Soy la que más se lo merece!

TAKE ME WITH YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora