La felicidad no dura para siempre y Hande lo supo el día en qué su padre exilió a su madre, sin razón alguna.
Años después volverá más fuerte para vengar a su madre y a sus hermanos, no importa lo que eso cueste.
— Señorita Hande, me ha llamado. — Taşlicali Efendi habló cabizbajo hacia la joven.
— Así es Taşlicali, tengo una duda y necesito confirmarla sí o sí. — La mujer se acercó un poco a él.
— Señorita, ¿qué sucede? — Preguntó incómodo y alejándose de ella.
— Quería comprobar algo — Hande sonrió. — y lo confirme.
— ¿A qué se refiere? — Taşlicali estaba confundido ante la actitud de la mujer.
— Tienes impregnado el perfume de Mihrimah en tus ropas, a kilómetros podrían decir que la sultana es la que camina por el jardín pero en realidad — Hande hizo una pausa. — eres tú.
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— ¿A qué quiere llegar con todo esto? ¿Se lo contará a la sultana Hürrem? — Taşlicali frunció su ceño. — Hágalo, ya no me importa nada.
— No, no se lo contaré, en cambio te ayudaré a estar con la sultana Mihrimah. Haré que te cases con ella.
— ¿Qué? Eso jamás sucederá, es imposible.
— Para mi no, pero eso si — Hande hizo una pausa. — a cambio quiero tu lealtad a mi esposo Balı Bey.
— Pero...yo no puedo hacer eso, no lo aceptaré.
— ¿Dejaras ir al amor de tu vida así como así? ¿Te gusta ver a Mihrimah sufrir?
— ¡No, por supuesto que no! Pero mi lealtad es hacia el príncipe Mustafá.
— Olvida eso Taşlicali, ¿amas a Mihrimah o a Mustafá?
— Amo a la sultana Mihrimah...y dejaría todo por ella.
— Entonces acepta mi trato — Hande sonrió con superioridad. — se leal a Balı Bey y haré que te cases con la sultana.
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