La felicidad no dura para siempre y Hande lo supo el día en qué su padre exilió a su madre, sin razón alguna.
Años después volverá más fuerte para vengar a su madre y a sus hermanos, no importa lo que eso cueste.
- Doctora, ¿mi madre se pondrá bien? - Hande preguntó con lágrimas bajando por su rostro.
La doctora que atendía a su madre miró a la joven sultana con una mirada de aflicción.
- Esperemos qué está medicina logré calmar los dolores de la sultana y si Allah lo permite ella se recuperará. - La mayor dijo mientras guardaba sus cosas.
Hande desesperada tomó la mano de su madre la cuál yacía postrada en su cama con un fuerte dolor en su vientre.
Las cartas que enviaba hace meses a su padre, a sus hermanos y a la sultana Hatice no estaban siendo respondidas y esto comenzaba a enojar a Hande.
Sin saberlo el pueblo de Diyarbakır comenzó a construir un mausoleo para la sultana Ilknur, quienes aunque tenían fe en que su sultana se recuperará querían agradecer lo mucho que ella hizo por su amado pueblo.
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Los meses transcurrían rápidamente, las cartas que Hande enviaba a Estambul seguían sin tener respuesta.
El pueblo de Diyarbakır comenzaba a preocuparse por la salud de la sultana Hande, quienes día y noche enviaban comida con pequeñas cartas de ánimo.
Ilknur cada vez más sentía su muerte cerca, dejar a su hija sola no le parecía nada bueno, el sultán no la quería, Hatice las había traicionado y sus hijos no sabía nada de ellos.
( . . . ) Estambul, Febrero 1526.
El príncipe Kasim con permiso de su padre salía al pueblo para conocer algunas quejas de los mercaderes y así llevárselas a su padre.
Kasim no se imaginaba que aquel pueblo estaba sumido en una profunda tristeza y el no sabía por qué sin embargo al preguntar su corazón terminó rompiéndose aún más.
Sumido en sus pensamientos caminaba sin rumbo por el pueblo, lo único que podía escuchar eran las murmuraciones de hombres y mujeres.
"No solo el pueblo de Diyarbakır está triste, nosotros también"
"Qué Allah ayude a la sultana Ilknur"
"El ángel de Imperio no puede morir, no ahora"
"Allah está llamando a su hija"
Kasim volvía al palacio atormentado por sus recuerdos, el primero en recibirlo fue su padre quien al ver a su hijo en un estado de shock se preocupo.
El sultán Süleyman llevo a su hijo a sus aposentos llamando a sus hermanos para que lo ayudarán a despertar, cuándo todos estuvieron reunidos lo que el príncipe confeso removió el estómago de Süleyman.
