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+18 leer bajo sus propios riegos.

Creo que dios, o quien sea esta vez si esta de mi lado.

Al llegar al cuarto de arriba mi mente sabía lo que estaba por venir y lo deseaba completamente.

Las manos del chico se situaron en mi cintura mientras que la otra paso por mi nuca para entrelazarse en mi cabello, su mirada estaba perdidamente en mis labios, los que no tardo en besar, en un principio el beso era tan especial y lento, pero debido a las circunstancias comenzó a subir drásticamente de intensidad, sentía las manos de Héctor por mi espalda descubierta por el vestido. Con mucha destreza logró ayúdame a bajar el cierre.

Mis mejillas están totalmente sonrojada y el corazón estaba al borde de un colapso. Antes su intensa mirada nuestros labios se volvieron a unir, nuestros pasos nos hicieron retroceder hasta llegar a la cama, en dónde caí encima de el. Sus brazos llegaron hasta mi cuerpo en donde quito la poca ropa que tenia en este momento.

Podía sentir que la piel fría de Héctor comenzaba a entrar en calor poco a poco, al igual que la mía. Mi piel se erizaba con cada toque de sus labios, dejaba besos por mi cuello, y una que otra mordida. Podía sentir sus manos recorriendo por completo mi espalda en donde quito las tiras del vestido haciéndolo caer.

El chico levantó la vista y pude divisar un leve sonrojo en sus mejillas al encontrarse con mi torso descubierto. Sus besos que estaba apoderados de mi cuello ahora estaban en mis pechos, haciéndome soltar leves gemidos.

Sus manos comenzaron un recorrido desde cintura hasta llegar a mis caderas.

Nuestros labios se volvieron a entrelazar, haciendo que la manera en que lengua parecía jugar con la mía. Mis manos quitaron rápidamente su camiseta en donde comenzaron a bajar por su torso hasta llegar al elástico de sus short; nuevamente estábamos en esta misma situación, una que al parecer nadie interrumpirá.

Sus manos llegaron a la última prenda que cubría mi cuerpo, pasó ligeramente sus dedos por la tela, fue inevitable no soltar un gemido cuando sus dedos pasaron por mi punto las sensibles. Mi cuerpo era un manojo de nervios, me era imposible no sentir que estaba pie fallecer.
Héctor tomo mis muslos y quito la última prenda.

Adiós amiga mía, fuiste buena.

Se inclino hacia el cajón cerca de la cama, y valla a saber de donde carajos saco un condón, pero bien por nosotros.

Se posiciono entre mis piernas y volvió a juntar nuestros labios.

-Abby, quiero que me digas cuando parar, si aún no estás lista.

Hablo a centímetros de mi boca, solo asentí con la cabeza y su erección entro en contacto con mis pliegues húmedos.

-Abby- dijo en un susurro- eres lo mejor que me ha pasado, te quiero mucho.

-También eres lo mejor que me ha pasado.- Le di un dulce beso en los labios

Mis manos llegaron a su espalda en donde recorriendo cada musculo de ella. Hasta que mis uñas se enterraron en ella al sentir que entro en mi por completo. El chico espero unos segundos y comenzamos a moverse haciendo que el ambiente nos envolviera en una pasión imposible de explicar.

El rostro de Héctor se escondió en mi cuello mientras los gemidos se mezclaban con el sonido de las olas del mar que escuchan por fuera de la casa, la temperatura de nuestros cuerpos era compleja elevada. La respira era agitada y el sonido de nuestros cuerpos chocando, era lo que ininhudaba la habitación.

El pelinegro seguía con ese movimiento. Mis piernas estaban por comenzar a temblar. Mi abdomen comenzó a centrarse indicando que ya estaba cerca y al parecer, Héctor lo noto, ya que la velocidad de sus estocadas aumentaron.

FIX YOU// Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora