27

2.4K 77 7
                                    

Odio despertar, bueno más bien odio que me interrumpan mi sueños, y desde hace como dos minutos que alguien me ha estado moviendo sin separar.

Cuando abrí los ojos. Pegue un grito de sorpresa.

-¡¿Que coño haces aquí?! – dije mirándo a la ahora rubia de mi hermana.

-También es mi casa – se encogió de hombros- ¿Qué no entraste a tu hermana fa..?

La atraje a mis brazos con una enorme felicidad, la había extrañado muchísimo en estos meses.

-Joder, tía que…!por qué coño no avisas que vas a volver!

-Porque las sorpresas no se cuentan Abby-bom – me pincho la frente y se recostó a mi lado y soltamos una risa de alegría al vernos. Irene, es casi cuatro años mayor que nosotros, pero es como mi gran lucecita de alegría, jamás esta triste, siempre tiene una sonrisa  y me saca de mi ladró depresivo. Con cada broma o estupidez que hace logra hacerme sonreír. No ha estado en meses en casa ya que ha iniciado la universidad en Madrid. Y no nos había visitado desde entonces.

-Eres una idiota, te he estado rogando que volvieras desde hace meses – me abrace a ella y mi hermana dejó un beso en meses.

-Lo siento, sé que me has necesitado, pero ahora no pienso dejarte sola.

Siempre he tendió lo mejor de dos mundos. Un hermano molesto, pero es mi otra mitad y una hermana que envés de tratarme como hermana, cree que soy su hija y me encanta.

-Tengo tantas que contarte – dije emocionada.

-Ni te molestes, Pau ya me ha puesto al tanto de todo.

-¿Todo?

-Absolutamente, todo.

Maldito cotilla.

-¿Y… qué opinas? – pregunté con nerviosismo.

-Abby, mientras tú seas feliz, también lo soy yo. Sé que el plástico de antes no lo era, pero me gustaría conocer a Héctor y ver si es mi agrado- me acurrucó en sus brazos.

-Madre mía, ya me he asustado.

-Tranquila, soy más civilizada que la bestia de hermanos que tenemos.

-Eso es verdad – le di la razón- ¿ya te vio o…?

-Tres…dos..uno..- terminó de contar.

-¡ABBY!

La puerta se abrió de par en par dejando ver a mi hermano con una mancha de labial en la nariz y unos bigotes en las mejillas, junto con un corazón en la cabeza que decía “Irene y Abby forever”

Solté una risa y mi hermana tomó mi móvil para sacarle una foto. Pau, por otro lado tenía los ojos muy abiertos al ver a nuestra hermana aquí.

-Tú …- la apuntó – vosotras nos apunto a ambos - ¡¿Qué haces aquí?!

-Sorpresa- sonrió Irene – no te hagas que sé que extrañaste- mi hermano rodó los ojos – Abby.

-Mhm.

-Es hora de los abrazos.

Pau intento correr, pero Irene fue más rápida y lo tumbo a nuestros lado en donde cada le comenzó a hacer cosquillas, y bueno quede yo me haya aprovechado y le haya dado uno que otro golpe.

FIX YOU// Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora