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Ay madre mía.

Hago cosas de las cuales, después no tengo idea como resolver o como ayudarme a misma.

Ay necesito terapia.

Entramos a mi casa y luego de ayudarme a hacer un par de cafés helados y dejar a Roco en su casa,  luego subimos a mi cuarto.

No voy a decir que no estaba nerviosa de tenerlo en mi casa, bueno para ser más precisa en mi cuarto. ¡porque estaba que me cagaba de los nervios!

Tuve que sacar a Pluto, ya que entanto vio a Héctor, quiso matarlo de un mordisco en la pierna.

-Creo que comparte personalidad contigo - dijo apuntando al perro que aún no le dejaba acercarse mucho a mí.

-Obvio, ambos no te aguantamos - me encogí de hombros y el río.

-Tú me amas- rodé los ojos y negué con la cabeza- oye, puedo dormir en el sofá si te hace sentir incómoda.

Es que yo me caso con el.

Negué con la cabeza y le di un pequeño beso en los labios. Lo que menos me generaba eso y quizás por eso me estaba asustando tanto.

-Perdería toda mi hospitalidad como anfitriona- contesté con una sonrisa.

-¿Han habido otros además de mi? - preguntó con una ceja alzada y me encogí de hombros. Lo que genero que me lanzará una almohada a la cara.

-Que es broma, nadie a parte de mi ha dormido en esta camita. Bueno quizás las chicas, pero eres el primero.

-Así me gusta- le mostré el dedo de en medio y camine al baño para poder ponerme mi pijama. El por otro lado se quito su camiseta dejándome ver sus abdominales marcados y un pantalón de pijama de mi hermano que tenia por ahí.

-te puedo ayudarte a cambiarte si quieres- propuso al ver que me quede como gilipollas mirándole.

-Ni los sueñes..- sus ojos se desviaron a mis labios y sentía que el mundo se me daba vuelta.

-Uno de ellos ya se esta cumpliendo ahora - se humedecido los labios y sentí una presión interna. Nuestras miradas no se apartaron en ningún momento.

-¿Ah si? - murmuré y se inclino un poco a mi mientras su mano seguía la línea de mi mandíbula. Ya ninguno de los dos tenía la sonrisa burlona de hace dos minutos.

Pero los ladridos de Pluto nos hicieron separarnos y tenía el corazón a toda velocidad, incluso más de costumbre.

Nos separamos y el se fue a recostar a mi cama boca arriba, dejándome casi con las piernas temblando.

¿Solo las piernas?

¡Cállate!.

-Te espero - dijo sin mirarme y soltando un suspiro.

Solté todo el aire acumulado y casi corrí a mi closet para buscar mi pijama.

Entre y cerré la puerta del baño, me senté bruscamente en la taza del baño,  ya me fallaba absolutamente todo. Mire mi reflejo en el espejo, permitiéndome soltar un nuevo suspiro.

Tenía las mejillas rojas, mi iris azul había sido reemplazada con unas pupilas dilatas. Los latidos de mi corazón estaban desenfrenados .

Tranquila mujer, que solo se quedará a dormir y ya.

Recogí la ropa que había lanzado por ahí en el baño. Puta madre, ¿solo tengo un puto pantalón corto un top viejo de pijama? Pues sí.

¿Estoy así y ni siquiera  me ha rosado?

FIX YOU// Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora