Cómo me gustaría que estuvieras aquí
Sólo somos dos almas perdidas
nadando en una pecera año tras año
corriendo en el mismo viejo campo
¿Qué es lo que hemos encontrado?
Los mismos viejos miedos
Me gustaría que estuvieras aquí
Pasado
"Tierna infancia"
Cambridge, Inglaterra
1959
— Eleonor, no puedes venir a emocionar a Terry y desaparecer como siempre, él se queda llorando y me cuesta mucho trabajo volver a calmarlo, te añora y tú lo único que haces es romper su corazón cada vez que vienes y después desapareces— Margaret abría la puerta para que su hermana pudiera entrar a su casa, hacía un poco de frío y estaba lloviendo.
— Buen día para ti también Margaret ¿Acaso no tengo derecho de ver a mi hijo? ¿Estás celosa que no sea tuyo? Yo no tengo la culpa de que Joseph tu esposo haya muerto antes de poder embarazarte— Eleonor se quitaba su gabardina colgándola en el perchero del vestíbulo de la casa de su hermana Margaret.
— ¿Qué pasa contigo? ¿Cómo te atreves a ser tan cruel diciéndome esas cosas? — Margaret abría sus ojos desmesuradamente al mismo tiempo que apretaba sus puños.— Lo siento Maggie, mira, vengo solo unos días y quiero que Terry se quede conmigo porque lo extraño.
— ¿Y por qué no empiezas a hacerte cargo de él? Por favor Ellie yo te puedo ayudar, quédate a vivir en mi casa y ya no te alejes de él, si te sientes indispuesta estaré yo para cuidar de ambos— Margaret tomaba las manos de su hermana entre las suyas en una súplica.
— Maggie...no puedo, no quiero, sabes que mis nervios no me dejan estar tranquila en un solo lugar, tú sabes que estar quieta me hace daño, me pone muy mal...apenas puedo cuidar de mí, no podría cuidar de Terry, está mucho mejor contigo.
Margaret observó con tristeza la fragilidad mental de su hermana, verla sin rumbo desde hacía varios años la mortificaba.
Hacía casi 5 años después de que Joseph, su querido esposo, muriera a pocos meses de haberse casado con él cuando su inestable hermana Eleonor apareció sin avisar en su casa, quedándose a vivir con ella, descubriendo poco tiempo después que Eleonor estaba embarazada. En Londres había conocido a un apuesto capitán de la Marina Real Británica, y después de un breve romance, él zarpó y ella no volvió a tener noticias de él.
Un pequeño de 4 años bajaba corriendo las escaleras.
—Mamá... ¿has regresado para llevarme contigo? — él alzaba sus manitas esperando un abrazo maternal.
Eleonor tapó con ambas manos su boca para reprimir un gemido de dolor, observaba llorosa al pequeño niño que decía amar con todo su corazón, unos ojos iguales a los suyos que la observaban llenos de amor, su cabello castaño perfectamente recortado y peinado, mejillas regordetas y sonrosadas, sus pantalones cortos gris Oxford con calcetas a juego, la corbata azul con un nudo casi perfecto y su blazer azul con el escudo del colegio. A Eleonor comenzó a faltarle el aire y sentir esa taquicardia que venía antes de aquellos extraños ataques de ansiedad, y sin dar ninguna explicación tomó su gabardina desapareciendo por la puerta en medio de una pertinaz lluvia dejando al pequeño Terry confundido y con el corazón roto nuevamente, Maggie no pudo hacer otra cosa más que consolarlo abrazándolo cómo cada vez que su madre desaparecía de su corta existencia.
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Espacios Vacíos
Hayran Kurgu¿Cómo llenar estos espacios vacíos? ¿Debería comprar otra guitarra? ¿Debería consumir más drogas, más alcohol? ¿Debería seguir teniendo sexo con decenas de mujeres? La música es mi hogar, mi sustento, mi droga, mi alivio y mi salvación...y Candy jam...