Capítulo 22

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Oh, es un buen día para empezar de nuevo.


Vamos, es un bonito día para una boda blanca.


Verás, he estado ausente por tanto tiempo


Te dejé ir por tanto tiempo


Ooh sí, un buen día para empezar de nuevo


Llévame de vuelta a casa, sí



Noviembre 1983


Wellington, Nueva Zelanda




Connor finalmente pasó dos días en el hospital, el pediatra prefirió que permaneciera en el hospital con oxígeno hasta que su respiración se normalizara. Candy y Terry habían hecho turnos para ir a sus casas a darse una ducha y cambiarse, pero ellos además de eso, no se movieron del hospital esos dos días. Al fin el doctor dio de alta al bebé casi en la noche, y Terry los llevó a casa. Al llegar, Connor pidió de comer, Terry le preparó un poco de sopa de verduras y su biberón al mismo tiempo que Candy calentaba en el horno de microondas (que Terry acababa de regalarle) unas hamburguesas que habían pasado a comprar antes de llegar.


Connor comió casi de manera normal, lo que llenó de paz a sus padres, pues eso significaba que ya se sentía mejor. Candy le dio su medicina y pronto se quedó dormido.


Ella lo llevó a su cuna y cuando regresó a la cocina, Terry ya había lavado los platos y se había quedado dormido en el sillón de la sala. Ambos estaban agotados.


Ella se sentó junto a él cuidando de no despertarlo.

Lucía tan sereno así dormido... cuando lo conoció su rostro era duro, siempre enfadado y cuando reía era cínico y burlón. Ahora era un hombre tranquilo, cariñoso y bromista, ella no podía ni imaginar qué clase de camino debió recorrer para transformarse en el hombre que era ahora, y por eso, ella lo admiraba. Sin poder evitarlo extendió su mano y acarició su mejilla. Las promesas que él hizo cuando la encontró meses atrás ahora estaban respaldadas con actos, con hechos concretos.


Él despertó.


- Lo siento, me quedé dormido, me voy a mi casa para que tú puedas descansar.


- No, quédate.



Terry estaba demasiado cansado, quizás por eso no entendió la propuesta.



- Candy, creo que estoy demasiado agotado porque no te entiendo.


- Los dos estamos muy cansados, vamos a la cama a dormir. Hoy necesito eso que nunca me diste antes, solo quiero dormir abrazada a ti y que cuando yo despierte aún sigas conmigo en la cama.


- Ojalá pudiera cambiar todas las estupideces que hice en el pasado.


- No te arrepientas de lo que no se puede cambiar, ahora estás aquí conmigo y con Connor y los errores del pasado han permitido que te convirtieras en el maravilloso hombre que eres hoy, y ya deja de hablar, de verdad necesito dormir.


Él sonrió y le dio un tierno beso en los labios.


Ambos fueron hasta la habitación de Candy, ella se quitó la ropa que llevaba puesta y se puso un camisón, él se quitó sus tenis, sus jeans y su camisa, sólo se quedó en ropa interior.

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