Capítulo 10

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Si me escuchas hablar con el viento


Tienes que entender


Que debemos seguir siendo


perfectos extraños


Lo sé,


Debo continuar dentro de este pozo silencioso de dolor






Pasado


"Terry & Susana"




Londres


1976


Fiesta de recaudación de fondos del Partido Laboralista



- Elisa, vuelve a explicarme porqué venimos a esta aburridísima fiesta - reclamó Terry - no hay alcohol suficiente que logre animarla, y además con tantos tipos aburridos de traje y mujeres feas, parece que estuviéramos en un funeral.


- Porque soy su representante y es una excelente publicidad que los "buenos y piadosos" muchachos de clase media provenientes de Cambridge, que ahora son estrellas de rock, apoyen al partido que promueve una sociedad más equitativa y justa - explicó la pelirroja harta de los reclamos de Terry y las tonterías de los Cornwell y de Charly.


- Ojalá promovieran el uso legal de la hierba - contestó Archie entre risas bobas haciéndole segunda Stear - Nosotros vendríamos a todas estas reuniones.


- Ay por Dios, sólo finjan un poco de interés, y no hagan estupideces, me conformo con algunas fotos y que se porten civilizadamente.


- Sí mamá-respondieron los cuatro integrantes del grupo al unísono.


- Idiotas, sigan fastidiándome y aumentaré el porcentaje de mis honorarios.



Terry reía muy divertido, no había nada más gracioso que hacer enojar a Elisa en un evento serio, él comulgaba con algunas ideas socialistas como mejorar los servicios de salud y la defensa de los derechos de los trabajadores, pero él no creía que los políticos fuesen lo suficientemente honestos para buscar estos objetivos para sus representados, y la parte de distribuir "equitativamente los ingresos para una sociedad más justa" ¿qué carajos significaba? ¿Qué iba a repartir su pequeña fortuna ganada con mucho esfuerzo entre los pobres? oh no, eso jamás iba a suceder.


Terry buscaba con la mirada desde una esquina alejada un poco más de alcohol, o por lo menos algún canapé que no fuera desagradable como todo lo que estaban ofreciendo ahí, y entonces sus ojos la encontraron. Una criatura hermosa que usaba un sencillo pero elegante vestido negro, piel de durazno, cabello rubio y lacio y una cara de ángel con los ojos azules más grandes que jamás había visto. Era todo lo que no había en esa aburrida fiesta: joven, hermosa y un blanco disponible para hacer su próxima conquista.


Él se acercó, era indudable que la rubia caería rápido ante su encanto como todas las mujeres, era tan bella que con ella podría repetir hasta tres noches y se aseguraría de recordar su nombre.

Espacios VacíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora