El búho

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Cuando me dijeron que trabajaría con el hijo del presidente no me imaginé que sería tan... ¿Loco? Ay no se, sinceramente todo ha sido tan raro desde que llegó aquí; aún no me logro explicar el porque me acosté con él sin pensar en absolutamente nada y ahora también tengo la incógnita del porqué me deje hacer lo que sea que pasó en la cena.

– Amor— Paul me saca de mi trance — Tendré que viajar, el departamento de inteligencia en Tokio colapso.

– ¿Te tienes que ir ahora?

– Si de hecho ya me están esperando y no se cuándo pueda volver.

– ¿Me llevas a mi casa? — Parece pensarlo por un momento pero luego niega con la cabeza.

– Si Nicholas se va el te puede llevar, yo debo tomar un vuelo en veinte minutos — «Lo que me faltaba» — Adiós amor, pasaré por la habitación de Nich para avisarle.

Sale y yo decido ponerme algo más tapado en caso de que Nicholas entre y empiezo a recoger todo lo que traje pero freno la tarea cuando el dueño de mis pesadillas se hace presente en la habitación.

– ¿Desea algo Comandante? — Cierra la puerta con pestillo y camina hacia mi como un león apunto de devorar a su presa «mierda»

– No, — Le pongo una mano en sus duros pectorales— Esto no puede volver a pasar.

– Si, claro que puede volver a pasar — Me empieza a comer la boca como si no hubiese un mañana y sencillamente me rindo, me dejó llevar por la adrenalina siguiéndole el beso «putas» no hay nada que este ser no haga bien.

Me levanta y yo le paso mis piernas por la cintura, me acuesta en la cama recorriendo todo mi cuerpo con la mirada para luego tomarse su tiempo desvistiéndome completa.
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– Eres perfecta — Empieza a darme besos en el cuello y va bajando lentamente masajeando mis tetas pero en definitiva colapso cuando baja completamente y su cara queda en mi centro, comienza a pasar primero su nariz y...

– ¡Ah! — Lame toda mi entrada y siento que estoy viendo el puto paraíso, empieza a mover su lengua como todo un profesional y yo por instinto muevo la pelvis causando la mas rica sensación del puto planeta.

Me pone una mano en la boca mientras sube lentamente quedando cara a cara, me doy el tiempo de detallar toda su perfección y no hay nada que pueda describirlo, sus ojos verdes te cautivan hasta el punto de hacerte venir sin ningún tipo de penetración y todo en el es igual.

Se baja el pantalón mostrando un boxer negro pero este deja de tener protagonismo con la bestia que quiere salir de el, cuando lo hace su polla aterciopelada tiene una pequeña humedad en el así que simplemente me atrevo, me levanto de la cama y con un empujón lo acuesto quedando justo en frente de la bestia.

– Cuidado age... — Lo interrumpo metiendo su polla en mi boca sintiendo el sabor salado y la hombría que emana este hombre, la empujo toda en mi garganta causando un poco de náuseas pero las ignoro cuando veo la cara de Nicholas, hago pequeños círculos con mi lengua en toda su punta y el empieza a levantar un poco su pelvis siguiendo un ritmo delicioso, poco a poco aumenta sus embestidas gimiendo en el proceso, Después de unos segundos está sudado y en un rotundo éxtasis mientras yo trago el líquido que derrama mirándolo a los ojos.

– Eres magnífica— Me da un beso probándose el mismo y me voy al baño vistiéndome — Te espero en diez minutos en el carro.

Recojo todo lo que me deje en evidencia dejando la habitación como si no hubiera pasado nada y llevo mi maleta hasta el Sian negro me sorprende que todo el carro esté ambientado con su personalidad, la tapicería es completamente de cuero negro al igual que todo alrededor y lo único que ilumina es el enorme tablero inteligente.

En ruinas (borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora