Las Vegas

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La cabeza me va a estallar en cualquier puto segundo y siento mis brazos sumamente adoloridos, todo parece una puta pesadilla pero por mala suerte no lo es; me levanté hace un par de minutos atada de manos y pies a una silla en una habitación tan pequeña que da claustrofobia, mis recuerdos de ayer son muy pocos y solo recuerdo haberme mareado un poco e ir al baño para lavarme un poco la cara pero de eso a saber como llegue aquí...

Mientras voy recuperando un poco la vista, noto que no estoy sola a mi lado está el mismísimo Nicholas Lark con la cabeza ensangrentada y inconsciente ‹‹ Mierda››

Analizó todo el perímetro pero no hayo nada, así que intento rozar mi muslo con algo y cuando escucho el mágico sonido del metal algo de esperanza surge, intentó subir un poco mi vestido pero se me hace imposible amarrada así que intento sacar las manos del amarre.

– ¿Que hace?

– Mierda. — Grito.

– ¿Que paso anoche?

– Yo también quisiera saber eso, pero lo único seguro aquí es que estamos secuestrados y en peligro.

– No me diga. — Dice irónicamente.

Ambos nos callamos cuando unas pisadas resuenan por todo el lugar y acto seguido la puerta se abre revelando a un hombre alto, su piel es un tanto oscura y su barba lo hace ver muy malo.

– Buenos días Agente Blake. — Su acento, ese acento me genera una teoría y si es verdadera esto es más grave de lo que imaginé. — ¿Quién lo diría Nich? La vida nos volvió a juntar.

– Dylan, ¿Que carajos quieres?

– Sabes lo que quiero, ni siquiera diez años bastarán para olvidarme de lo que nos hiciste rata traidora.

No se que me sorprende más, si tener al hijo de Stuart O'Neill frente a mi o que estos dos tengan algun tipo de pasado.
– Sangre se paga con sangre mis estimados, hoy en la cena serán presentados ante mi familia y por fin Camille podra vivir en paz.

– Necesito ir al baño. — Digo ignorando su discurso barato.

– Ya le diré a uno de mis hombres que te lleve. – Dice desde la puerta antes de salir.

Media hora después, llega un tipo con cara de pocos amigos y empieza a desatarme sin intercambiar ningún tipo de palabra conmigo, me desamarra los pies llevándome jalada hacia el baño.

cuando se pone de espaldas veo la oportunidad magistral y saco de mi pierna el cuchillo que le clavo en la Yugular ocasionándole una muerte inmediata.

rápidamente me dirijo hacia el comandante y desamarro todas las cuerdas  que lo aprisionan, las del brazo son las menos complicadas pero cuando debo desamarrarle la cuerda que aprisiona su pelvis, hago el maximo intento por no rozarlo mucho pero se me hace imposible ocasionando que una de mis manos caiga directamente en su miembro «Dios»
– Necesitamos armas. – Susurro.

empezando a analizar las posibilidades, voy hacia donde yace el cadáver y noto que tiene dos armas y muchas municiones así que le lanzó una al comandante.

El comandante abre un poco la puerta y cuando asegura el perímetro me hace señas para que lo siga, estamos como en un palacio grandísimo pero parece abandonado, hay plantas secas por todos lados y un olor nauseabundo mientras vamos caminando.

Me asomo hacia las escaleras notando como está repleto de hombres pero también calculo la altura.

– Parece que estamos en el último piso — Susurro y el comandante asiente.

– Allá hay otras escaleras— Lo sigo y efectivamente hay unas escaleras cerradas así que bajamos poco a poco en caso de que haya más hombres, de tanto bajar llegamos a una puerta que para buena suerte está abierta directamente con un tipo de salida.

En ruinas (borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora